Una vez un tipo se había cambiado de casa para quedar viviendo más cerca a su nuevo trabajo, entonces el tipo se iba caminando hasta su trabajo que quedaba a tres cuadras del lugar, pero para llegar al lugar de su trabajo debía pasar por el hospital, y, en el último piso del hospital quedaba la sección de locos, entonces el primer día de trabajo el tipo iba a pie cuando se dio cuenta que desde el último piso del hospital, por una ventana, se asoma un loquillo que con sus manos hacía la forma de una pistola y jugaba a que le disparaba al hombre. El tipo se sintió extrañado en un principio, pero con el pasar de los meses se empezó a acostumbrar.
Un día en que el tipo iba para su trabajo, la carretera por la que iba a pie estaba muy vacía así que el tipo decidió seguirle el juego al loquillo y mientras éste jugaba a dispararle con sus dedos el tipo fingió un disparo en el corazón. La alegría del loquillo fue tanta que saltando y riéndose llamó a un compañero de cuarto y le dijo "¡mire!, ¡mire!". El loquillo seguía haciéndose el que disparaba mientras el tipo fingía recibir balazos. Como la carretera seguía vacía, el tipo queriendo darle otro rato de felicidad al loquillo, haciéndose el herido, forma la imagen de una pistola con sus dedos y hace como si le disparara al loquillo. El loquillo al ver esto trata de imitar al hombre haciéndose el herido pero en esta imitación se lo lleva el peso y el loquillo sale por la ventana desde el octavo piso y en caída libre ... "pún" se estrella contra el pavimento.
El hombre al ver esto corre hasta donde ha caído el loquillo, y el loquillo, al sentir su presencia, con su último esfuerzo lo mirá y con la boca llena de sangre sonríe y fallece.
El loquillo no quería morir ...