...El latido corría bajo sus pies, era la insinuación de vista que nunca había sentido, la cual la disfrutó al punto de llorar. Como experta en código Morse, a pesar de su edad. Siguió la frecuencia indicada en la planta de sus pies, no se preocupo de nada en su camino, las ollas aun no sonaban. Su madre no estaba. De su bolsillo derecho sacó una llave, tocó la textura de una de las 4 llaves que tenía; Una de la puerta exterior, otra de la puerta interior, la llave de su habitación y una última y pequeña llave de la cual no se había percatado de su existencia hasta ese día. Se extrañó, pero la frecuencia era cada vez mas potente se dejo llevar por la misma. Abrió la puerta de interior, camino los 6 pasos de costumbre en dirección recta llegando de frente con la puerta de exterior. Escogió la llave con textura de lineas, con su mano izquierda buscó la cerradura, al encontrarla puso la llave de lineas y la abrió sigilosamente, saliendo de su hogar y fortaleza, sola, por primera vez en toda su vida, sin ayuda de su bastón ni de su madre. La Frecuencia seguía, y era mas potente con cada paso... |