Perdido en la inmensidad del océano de dudas, me aferré al témpano de hieles, en el instante permeable de la desesperación. Logré divisar un horizonte que sabía a esperanza. Ya en la orilla, el sonido lábil del crepitar de las hojas resecas de melancolía, rinde un sutil homenaje a la vida.
OTREBLA
Texto agregado el 16-02-2015, y leído por 140
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