Guirnaldas doradas, blasones de oro.
Permítanos llegar al lugar donde tus besos se posan
y reír sobre vírgenes de piel tersa
que benditas por celestiales estaciones
nos sonreirán y esconderán sus miradas
de nuestra iluminada sabiduría.
Ahora, hemos declinado ante un extraño amor
arraigado a una ilusión perdida,
soñada en momentos
que creímos ser reales.
Y aquél que bebe de la copa
servida por una bella moza,
degusta eternamente
la sustancia de nuestro doloroso sacrificio.
Texto agregado el 02-09-2004, y leído por 232
visitantes. (7 votos)
Lectores Opinan
09-09-2004
Una gran descripción de lo que es realmente el rito religioso, con unas connotaciones que no son expresadas abiertamente y que le de mayor valor al texto.
Como pega se me ha hecho corto. Tal vez te podías haber recreado algo más, aunque quizás con una mayor extensión perdiese expresividad. Villa
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