El pasado miércoles el Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra fue parado para un reacondicionamiento técnico por un problema de obturación. Para sorpresa de los científicos, en el interior del anillo de imanes superconductores, exactamente en el kilometro 23, se encontró una mujer desnuda en avanzado estado de gestación. Nadie se explica como la mujer pudo acceder al interior del anillo situado cien metros bajo tierra, como pudo sortear las severas medidas de seguridad, ni como pudo sobrevivir a temperaturas de menos doscientos setenta grados. Después del correspondiente reconocimiento médico se ha comprobado que tanto la mujer como su futuro vástago se encuentran en perfecto estado de salud. Sin embargo, hay serios problemas para su identificación ya que no llevaba ninguna documentación y a las preguntas sobre su identidad sólo responde en un perfecto inglés británico “I am god”. El equipo de psiquiatras en un principio pensó que se podía tratar de alguna forma de esquizofrenia con tendencias megalómanas, sin embargo esta teoría inicial ha debido ser descartada ya que la mujer ha pasado con éxito los más exigentes tests de omnisciencia, omnipresencia y omnipotencia. Todo hace indicar que no se trata de una impostora y que la mujer es Dios. El Vaticano no ha tardado en emitir un tajante comunicado en el que deja muy claro que si esa mujer es realmente Dios, desde luego no es el Dios de los católicos. El resto de líderes religiosos han hecho declaraciones parecidas. La mujer acaba de tener la primera contracción y el índice Dow Jones ha retrocedido más de un dos por ciento.