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Inicio / Cuenteros Locales / mariomatera / El crimen del directivo de la Fiat

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El inspector no vidente, Jaime Prohens, era puesto en conocimiento por parte de su subordinado Santos de la misteriosa desaparición de Matías Pontecorvo, un zar de la industria automotriz Fiat.
- Su esposa, Florencia Sanchez de Pontecorvo, hizo un angustioso llamado diciendo que su marido en el día de ayer había partido en su auto color bordó para hacer una extracción de dinero en una sucursal del banco de Italia y que aún no había regresado.
- Iremos a hablar con ella, Santos. ¿Sabes su dirección?
- Sí, inspector es en calle Superí 3367.
La casa del empresario de bellas líneas arquitectónicas condecía con su alta posición económica. Florencia recibía cordialmente a los representantes de la ley introduciéndolos en el elegante living comedor.
- Adelante inspector y usted comisario. ¿No gustarían tomar un vaso de whisky mientras charlamos?
- Se lo agradecemos señora, estamos en servicio. Deseo formularle algunas preguntas que puedan orientar la investigación en torno a la desaparición de su esposo: ¿le dijo su marido el motivo por el cual salía de su hogar?
- Sí inspector, me dijo que lo hacía para extraer una suma de dinero del Banco de Italia.
- Hay un primer interrogante que se presenta en este caso y es saber si se trata de un secuestro extorsivo. ¿Ha recibido usted alguna llamada telefónica pidiendo un rescate por la liberación de su cónyuge o ha sido el mismo amenazado de muerte?
-No hubo hasta el momento ningún llamado en tal sentido, inspector. Aunque no sé si lo habrá en lo sucesivo.
-¿Sabe si Matías tenía enemigos personales?
-No tengo conocimiento de ningún encono hacia él. Era una persona muy querible por todos.
- Sin embargo su desaparición habla de alguien que no lo quería.
- Tiene usted razón inspector, aunque no acierto a pensar de quién se trata.
- Si recibe algún llamado extorsivo, manténganos informados. Si necesitamos nuevamente de su colaboración acudiremos a usted.
- Estoy a su disposición, inspector.
Ya de regreso en su oficina, Prohens decía a su subordinado:
- Creo conveniente que vayamos al banco de Italia a requerir información de las cámaras de seguridad sobre el horario de ingreso de Pontecorvo a la entidad bancaria y el de su egreso de la misma. Hay dos hipótesis que pueden ser probables: una es que el empresario haya contraído una deuda por una importante suma de dinero y otra que haya sido víctima de una salidera bancaria.
Las cámaras de seguridad hacían constar que el magnate había ingresado al banco a las 10:15 hs y que había egresado a las 11:10 hs. Ya, en la soledad de su oficina, Prohens daba fuertes chupada a su inseparable pipa y se ensimismaba en profundas meditaciones sobre el caso que le tocaba resolver, después de haber sido informado por uno de sus subordinados que el auto Fiat color bordó, había sido encontrado abandonado en Avenida de Mayo al 4500. Los acontecimientos iban a precipitarse.
A l mañana del siguiente día, Santos entraba deprisa en la oficina del inspector portando una trágica noticia: El empresario Matías Pontecorvo ha sido hallado muerto en Plaza Miserere. Su deceso lo produjo un disparo que tuvo orificio de entrada en su parietal derecho y que se alojoó en la caja craneana. Ya se encuentra trabajando en el lugar la policía científica. Al llegar al lugar del hecho, testigos presenciales informaban a Prohens haber visto que al desplomarse sin vida Pontecorvo, un Volkswagen color gris huía a toda velocidad al filo de la medianoche.
De regreso en su oficina, Prohens comentaba con su subordinado Santos:
- Creo conveniente que sigamos esta línea de investigación: vaya usted a la planta industrial de la Fiat y en el lugar de trabajo de Pontecorvo verifique la posible existencia de computadoras como así también rastree el entrecruzamiento de llamadas telefónicas que Pontecorvo pudo haber tenido antes de su deceso.
Santos en cumplimiento de su cometido, se dirigió a la planta, hecho lo cual procedió a informar a su superior:
- En el entrecruzamiento de llamadas telefónicos, creo haber encontrado pistas que pueden ser valiosas para la investigación: Hay un cruce de llamadas entre Pontecorvo y un hombre de nombre Silvio Guastavino, otro entre la viuda de Pontecorvo y el nombrado Guastavino.
- Habéis sido afortunado con vuestra pesquisa, Santos. Este tercero en discordia que aparece ahora en nuestra investigación puede ser la clave para resolver el caso. En mi opinión es probable la existencia de una connivencia delincuencial ente Guastavino y la viuda de Pontecorvo. Sin pérdida de tiempo vayamos a la casa de esta mujer.
Ambos policías hacían su arribo al lugar y llamaban al portero eléctrico. Desde el interior de la casa una voz masculina pedía la identificación de los recién llegados. Prohens decía a su subordinado:
-Ponte en guardia Santos, quién ha atendido ha sido una voz de hombre y es muy probable que se trate de Guastavino, yo me correré hacia un costado.
La puerta se habría lentamente mientras Santos, precavido, desenfundaba su pistola. Un hombre de alta estatura había aparecido en el vano de la puerta empuñando una 45 y habría fuego hacia Santos quien esquivaba los disparos y hacía fuego a su agresor quien caía herido mortalmente. Los representantes del orden penetraban en el domicilio de la viuda al tiempo que Prohens les decía:
- Deberá usted acompañarme a sede policial para ser interrogada.
De lo declarado por la viuda en la oficina del inspector no vidente, éste pudo tomar conocimiento que ella era la amante de Guastavino que se había prendado de su belleza. Guastavino era otro directivo de la Fiat de jerarquía inferior a la de Pontecorvo a quién había conseguido enganchar en turbios negocios financieros y su objetivo era desplazarlo del cargo que este ocupaba en la industria automotriz y casarse con su viuda. La viuda aseveró que el cruce de llamadas entre su fallecido esposo y Guastavino pudo haberse tratado de una intimidación por parte de éste en razón de los negocios ya mencionados. Aclaró a sí mismo, que el ejecutor material del homicidio era un sicario de nombre Servando Domínguez quién había cometido el hecho por promesa remuneratoria. La viuda de Pontecorvo era juzgada por homicidio calificado y el sicario recibía la condena correspondiente al crimen por encargo. En la soledad de su oficina Prohens, sentía la satisfacción del deber cumplido.

Texto agregado el 11-02-2015, y leído por 110 visitantes. (0 votos)


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