Los dos grupos de Agentes cayeron más rápido que una piedra en el agua. Pero los Exterminadores no se habían percatado del tercer pequeño grupo de Agentes que desde el medio de Plaza de Mayo les tiraban con Bazukas y lanzagranadas. En pocos segundos donde antes había Exterminadores, ahora solo había agujeros. Luego de haber perdido a casi todo su grupo y haber matado a la mitad del enemigo, los seis Agentes comenzaron a correr hacia la Casa Rosada. Los exterminadores que estaban dentro, que serían unos cuatrocientos, comenzaron a dispararles, solo cinco de ellos llegaron a las puertas de la Casa Rosada. Cuando entraron fue grande la sorpresa que se llevaron cuando se dieron cuenta que estaba vacía. El comisario Martínez, líder de este pequeño grupo de Agentes, les dijo a los otros cuatro miembros que se quedaran allí adentro y revisaran todos bien, y el salió hacia otra vez hacia fuera de la Casa Rosada y permaneció ahí. Martínez vio como los cuatrocientos hombres restantes de los Exterminadores, llegaban al Cabildo y entraban corriendo. Su celular empieza a sonar y él atiende.
-Comisario, soy yo Guzmán.
-¿Que pasa?
-Encontré una bomba.
Apenas escuchó eso el comisario empezó a correr hacia el centro de Plaza de Mayo. Un gran estruendo hace temblar toda Buenos Aires, el comisario se da vuelta y ve como la casa rosada se desmorona. De sus ojos brota una lágrima, pero no de tristeza, sino más bien de amor. Refugiado debajo de un banco de la plaza saca su celular. Martínez no era idiota en lo más mínimo, él también al igual que los Exterminadores había plantado bombas, pero en el Cabildo. Marco un número en su celular y llamó. El Cabildo estalló en miles de pedazos y junto con el cayó grupo de los Exterminadores.
Martínez comenzó a reír, había acabado esta batalla, y la había ganado. Su cara se puso seria cuando recordó que había asesinado a cientos de personas. Ahora él era el próximo objetivo a matar. Comenzó a correr hacia un refugio, pero después de hacer cincuenta metros una bala le impactó en el vientre y cayó. En ese momento un hombre que estaba tirado en el suelo, débilmente se paró y caminó hacia él.
-Esto termina acá.-dijo y le gatilló en la cabeza al comisario
Martínez se retorció un poco y murió. El hombre que lo había matado apuntó con el revolver a su sien y terminó con todo.