Tempestad oscura que arropa el cuerpo
Lejanos truenos que alumbran el misterio
Me llaman con fuerza los recuerdos
Pero volver a ti no puedo
Ochenta mil razones me detienen
Ochenta mil razones que me acusan
Soy inocente pero apuntan a mi alma.
La mano que moja el pan en mi plato
Es la misma que clava el puñal en mis entrañas
Le di a beber del agua santa
De la amistad que no mira desventaja
A cambio he recibido un trago largo
De amarga hiel al filo traidor de la navaja
Y ochenta mil razones me obligaron
A salir del manto que compartes
Desamparado me fui a la calle del olvido
Sin otro tesoro que recuerdos escondidos
Sin un centavo en el bolsillo
Y sin haber sentido tu desvelo
Falló mi corazón su cometido
Mis piernas se negaron a seguirme
Mi vientre se encogió adolorido
Y tu llamada no llegó, nunca llegó
Otros tocaron mi ventana
Me dijeron que nunca volverías
Y yo recordando niñerías
Lo negué entregando el corazón
Esperé, en mi ventana soñolienta
A que un nuevo año cambiara tu semblante
Y tu, tan blanca y altanera
Te negaste y me negaste
Poder devolver lo que no sustraje
Escupiendo de frente a mi razón.
Ochenta mil razones no son nada
Pero fueron todo para mí
Y me vi envuelto en carmesí
El rojo de las almas olvidadas
No importa, otro ha recogido los despojos
Ochenta mil razones no son nada
En el cielo se escriben las palabras
Que vengan al inocente de mortaja
El cielo se abre en abundancia
Y la culpa seguirá siempre al culpable
Mientras el mal recuerdo huye en desbandada
Y el horizonte renace para mí.
Texto agregado el 08-02-2015, y leído por 113
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
09-02-2015
Escribes muy bello aunque este texto quizás es más profundo de lo que dicen las palabras.
Muestra tristeza,soledad y culpas.
Así lo entiendo querido amigo*****
Besos con cariño
Victoria 6236013
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