Martin miró el paquete detenidamente varias veces desde distintos ángulos. Era un paquete que su novia le había enviado desde Brasil. Aunque su novia le enviaba paquetes cada dos meses y se comunicaban muy bien vía correos electrónicos y mensajes de Facebook, la relación a larga distancia perfecta. A pesar de eso este paquete en particular le producía una sensación bastante extraña como si su cuerpo le dijera que dentro había algo del cual se arrepentirá de haber conocido, como una especie de caja de Pandora.
La diferencia de este paquete y todos los demás que le había enviado antes era que este era mucho más grande de lo normal. Un paquete común que la novia de Martin le enviaba de Brasil era del tamaño de un libro mediano que solo contenía algunos dulces, a veces algo de fruta, otras veces una tarjeta escrita en portugués y quizá un libro.
Pero en este caso el paquete era del tamaño de un parlante, media más o menos medio metro y era de color marrón oscuro, a pesar de los problemas que puede resultar enviar un paquete de un país a otro este estaba en muy buen estado, en comparación de los otros paquetes (algunos llegaban abollados).
Mirar el paquete con cara de tonto no resolvería nada así que Martin fue a su cuarto y regresó con un cutter para quitar la cinta adhesiva que cerraba el paquete. Cortó la cinta y el paquete se abrió de inmediato y lo que había dentro era un parlante grande de la marca SORNY. Lo sacó del paquete y lo primero que hizo fue preguntarse ¿por qué demonios le había enviado un parlante pirata? Si ni siquiera tenía radio, escuchaba su música por internet. Es entonces que vio dentro de la caja y encontró un pequeño papel blanco doblado, lo sacó, lo desdobló y lo leyó. Decía: “Debajo del parlante esta el verdadero regalo”.
Era un pequeño sobre negro que contenía unos cinco ositos de goma sonrientes con los ojos bien abiertos y de color azul oscuro. ¡Carajo!, su novia se había convertido en una traficante de drogas, quizá esta sea una nueva droga experimental brasileña que desean exportar al Perú, aunque no sabía que tomar ositos de goma (probablemente alucinógenos) era popular en Brasil, aunque veía muy poco las noticias. Todo esto le parecía bastante raro y algo aterrador pero todas esas ideas desaparecieron de su mente cuando se le ocurrió el hecho de que quizá esto sea una broma por parte de su novia.
Su novia tenía un sentido del humor algo negro. Una vez ella le había enviado un paquete que contenía un libro que se titulaba: “La solución de todos tus problemas”, cuando abrió el libro encontró dentro una botella de Whiskey, botella que llevó al cumpleaños de un amigo. A Martin le gustaba compartir el sentido del humor de su novia.
Si esto es una broma definitivamente se ha esforzado mucho, con eso de conseguir un parlante pirata y pasar todos los tramites si llegar a ser descubierta. Así que para no desperdiciar el esfuerzo de su novia sacó uno de los ositos de goma y se lo comió, tal vez sepan diferente a los de Lima. Sabía a menta y se disolvía cada vez más lo masticaba hasta que el oso quedó convertido en un montón en una papilla abstracta que lo tragó.
Puso el parlante a un lado, quizá lo venda al tío de su amigo que era un experto en encontrar comprador para este tipo de cosas. Prendió la televisión y vio una película mientras lo que quedaba del osito se disolvía en su estomago.
Una llamada de un amigo invitándolo a una pequeña fiesta lo levantó del su asiento y apagó el televisor, se dio una ducha rápida, se cambió y se dirigió a la casa de su amigo, ojalá la fiesta sea algo entretenida, últimamente las fiestas a las que iba eran más que aburridas insufribles.
Llegó a la fiesta arrastrando los pies, con la camisa blanca mojada por el sudor y sentía como si hubiera perdido 10 kilos en las últimas tres horas. Su amigo le dejó entrar, vio su aspecto y le preguntó si se sentía bien este le dijo que si y entró a la casa y lo primero que hizo fue sentarse en el sillón, su amigo le dio una botella de cerveza que Martin recibió con mucho gusto, tenía la boca más seca que un desierto en un mundo post-apocalíptico.
Después de darle el primer trago sintió con si se hubiera tomado una Redbull mientras se inyectaba cinco inyecciones de adrenalina por todo su cuerpo, sentía como si toda el desgano y la falta de fuerzas hubieran desaparecido. Se puso de pie y comenzó a ver a los demás invitados bailar. Eran solo 10 personas, sin contarlo a él, “Que patética fiesta”, pensó.
Ninguno de los invitados le llamaba la más mínima atención hasta que vio a la chica morena con cabello corto y que viste una blusa verde limón y una falda corta roja.
Esta chica estaba bailando con un tipo musculoso, como esos tipos musculosos que salen en los reallities de la televisión. Martin se levantó, caminó hacia la dirección donde estaban ellos bailando, empujando a todo mundo, y cuando estuvo a pocos centímetros de distancia, lo que hizo fue quitar a la chica de las manos del tipo musculoso y le dio uno de sus famosos besos, que duró un minuto entero.
Todos se les quedaron mirando hasta que sus labios se separaron, la chica no dijo nada solo se limitó a sonreír como diciéndole a Martin que fue el mejor beso que ha recibido en toda su vida. Ambos compartieron mirara hasta que vino el tipo musculoso y los separó.
No solo bastó con separarlos sino que empujó con todas sus fuerzas a Martin hasta hacerlo caer en el suelo. Martín se levantó en su segundo y le propinó el golpe más fuerte que había propinado en toda su vida haciendo que el tipo musculoso caiga en suelo golpeándose la cabeza, por unos dos minutos estaba completamente inmóvil, algunos pensaron que estaba muerto, solía ocurrir en las peliculas pero en la vida real ya era algo desconcertante. Martín solo lo miraba con una enorme muestra en indiferencia en su mirada, al igual que algunos miraban a Martin con una mirada que solo reflejaba miedo…y algo de asco.
Uno de los invitado, un tipo no tan fuerte como el tipo musculoso, que había comenzado a moverse (solo unos dedos, pero ya era un avance), cogió una botella de cerveza vacía y se acercó a Martin con la intención de reventársela en la cabeza cuando estuvo a punto de atacar soltó una especie de grito de guerra, levantó la botella a la altura de la cabeza de Martin pero este le quitó la botella y se la rompió en la cabeza de un solo botellazo.
Después de dejar inconscientes a dos tipos Martin se acercó a la chica que lo miraba de un modo bastante extraño, como una mezcla entre miedo y agradecimiento. Martin le ofreció la mano y le dijo: “Vamos” la chica le dio la mano y Martin, olvidándose por completo que tiene una novia en otro país, se llevó a la chica fuera de la casa y de la aburrida fiesta.
Al día siguiente Martin despertó en el sofá de su pequeño apartamento y lo primero que vio fue la fuerte luz del sol que le iluminaba, y a la vez quemaba, la cara. Tenía un fuerte dolor cabeza así que fue corriendo al baño con la esperanza de que aun no se hayan acabado las aspirinas. Tenía suerte solo quedaba una así que la tomo junto con un buen trago de agua de caño. Hizo efecto rápido y el dolor fue desapareciendo poco a poco.
La casa estaba igual como la había dejado excepto por ese vaso roto que estaba tirado en suelo, fue por una escoba y lo recogió, mientras limpiaba trató de recordar lo que había pasado en la fiesta.
No podía recordar nada.
Cuando revisó sus bolsillos se dio cuenta que estaban vacios, su celular y su billetera habían desaparecido, de seguro los había dejado en la casa de su amigo durante la fiesta, quería creerlo.
Entonces vio ese pequeño paquete lleno de ahora tres ositos de goma negros. Solo consiguió recordar que había tomado uno, que había ido a una fiesta, que se sentía cansado, tomó una cerveza y lo demás se volvía como una especie de niebla gris que cubría hasta lo ultima parte de sus recuerdos. Un momento, pensó. Si había cinco ositos de goma y él había tomado uno ¿Dónde estaba el que faltaba? Es entonces que escuchó un pequeño ruido en su dormitorio, solo encontró un pequeño palo es escoba para defenderse, abrió la puerta y encontró a una mujer vestida y lista para irse.
- ¿Quién eres tú?- preguntó Martin algo desconcertado.
- Leslie- alcanzó a decir la mujer mostrando unas fuertes ojeras y unos pequeños rasguños en una pierna y un fuerte moretón en su cara.
La habré golpeado, se preguntó pero la respuesta lo aterraba.
- ¿Qué te ocurrió?- preguntó Martin
- La verdad no lo recuerdo- dijo Leslie como si se estuviera disculpando.
- Yo tampoco recuerdo mucho que digamos- dijo Martin- Recuerdas como llegaste aquí.
- Lo que recuerdo es que estaba en la fiesta de un amigo, algo aburrida, estaba bailando con Carlos, mi ex novio. No me malinterpretes no es que estuviéramos volviendo ni nada por el estilo solo que él me pidió que bailáramos un rato para quedar bien con un amigo ¿Patético, no?
- Si- dijo Martin con algo de vergüenza, de verdad era patético- ¿Qué más pasó?
- Resulta que Carlos se estaba volviendo un poco pesado tocando en lugares donde ya no estaba permitido tocar yo estaba a punto de alejarlo cuando viniste tu y me besaste.
- ¡Oh por Dios!- dijo Martin desconcertado- Sara va matarme.
- El beso era algo innecesario pero estuvo muy bien, eres muy bueno besando ¿Lo sabías?- dijo Leslie tratando de sonreír.
- ¡Oh por Dios!- dijo Martin sintiendo la presencia de Sara, su novia, como si estuviera a punto de golpearlo con un rodillo con en los sitcom de los 80.
- Después Carlos completamente furioso se acercó para separarnos y tú le diste una merecida paliza, lo noqueaste de un solo golpe en la jeta. No se movía para nada, parecía muerto.
- ¡Oh por Dios!- dijo Martin, que sudaba y empalidecía más con cada palabra que decía Leslie.
- Luego le rompiste una botella en la cabeza a uno de los amigos de Carlos, también cayó al suelo y se quedó inmóvil, todos quedaron quietos mirando a anfitrión de la fiesta, que no me acuerdo como se llama, como si le estuvieran diciendo con la mirada que había invitado a un completo psicópata.
- ¡Oh por Dios!- dijo Martin con la clara imagen suya en la cárcel compartiendo celda con un asesino, un violador y unas veinte personas más.
- ¿Quieres parar de decir “Oh por Dios” a cada rato y dejarme terminar de contar la historia?- dijo Leslie mientras fruncía el ceño bastante irritada.
Si dijo Martin mientras asentía con la cabeza.
- Cuando mataste a esos chicos-. Dijo Leslie mientras movía los dedos de un lado para otro- me ofreciste la mano y como nadie iba a mover un dedo por mí te di mi mano y salimos en busca de un taxi para llevarme aquí. Subimos al taxi y mientras duraba el viaje hablamos mucho, me contaste muchas cosas divertidas acerca de ti, que estudiabas arquitectura, que querías ser arquitecto y diseñar edificios futuristas, que trabajabas medio tiempo para poder costearte un pequeño apartamento cerca de la universidad y que te gustaba mucho el cine. Por cierto ¿Quién es Sara?
- Mi novia- dijo Martin en voz baja- consiguió una beca para estudiar en Brasil estará fuera por un año, volverá dentro de unas dos semana durante su periodo de vacaciones.
- ¿Tenias novia y aun así te comportante bastante libertino conmigo en la fiesta? Eres un pillo- dijo Leslie mientras le tocaba la nariz.
- Ya tengo que irme- dijo mientras cogía su cartera pequeña pero el sonido del celular alteró un poco el ambiente incomodo que había entre los dos. Leslie lo sacó de su cartera y contestó- Hola, si, si, si aquí esta, quieres hablar con él, ahorita te lo paso, por cierto estuviste muy pesado en la fiesta y no quiero volverte a ver, te voy a eliminar de mis contactos y quizá te bloquee del Facebook. Toma teléfono para ti- dijo Leslie entregándole el teléfono a Martin.
- Aló- dijo Martin algo asustado, aunque trató de esconderlo con un voz firme sin mucho éxito.
- Voy a matarte- fue lo primero que dijo Carlos, el tipo musculoso, mientras estaba en un hospital con la cabeza vendada y esperando que le den de alta en unos pocos minutos- voy a matarte- repitió- no hoy, no mañana, pero muy pronto- se rascó la barbilla y puso las manos en una pose pensativa- quizá esta semana, no importa si te mudas, si te vas, si dejas tu carrera de arquitectura, pero te voy a encontrar y te voy a matar- dijo mientras sonreía y miraba a sus amigos con aire confidente y colgó. La verdad no tenía ninguna intención de hacerle nada, solo quería meterle miedo, de hecho cuando salga lo primero que va a hacer va a ser ir al restaurante de Víctor a comer esas deliciosas hamburguesas vegetarianas que tanto le gustan.
Martin se quedó pasmado, incapaz de dar un paso solo miraba a la chica, que esperaba impaciente a que le devolviera su celular. Maldecía a su novia por haberle enviados esos condenados osos y se maldecía a su mismo por haberse comido uno. Y ahí es cuando los recuerdos comenzaron a aparecer, y era igual a lo que Leslie le había contando pero con unas cuantas dosis de sangre.
Martin le devolvió el celular y a chica caminó hasta la puerta.
- Espera- dijo Martin mientras se acercaba hacia el lugar donde había dejado los osos negros, lo cogió y se volvió hacia donde estaba la chica- ¿Has tomado uno de estos?- lo dijo mientras señalaba la bolsa de ositos.
- Si, tú me invitante- alcanzó a decir- después de tomarlo y tomar la cerveza que me invitaste solo recuerdo que desperté en tu cama completamente vestida.
Martin comenzó a recordar, aunque no quería decirle a Leslie lo que recordaba simplemente cerró la boca terminando la conversación. Leslie de dio un pequeño beso en la mejilla y salió del pequeño cuarto sin decir nada.
Resulta que después de tomar el osito negro y beber una botella de cerveza Leslie sintió como una recarga de energía y comenzó a saltar y correr alrededor de la casa dejando a Martin, que bebía su cerveza lentamente mirando y sonriendo. Es entonces que Leslie le dio un beso igual de fuerte y apasionado que el que le dio Martin y le dijo:
- Ven conmigo.
Mientras le jalaba de la mano corrieron hasta el cuarto solo que Leslie no vio el pequeño charco de agua que un vaso roto había provocado y se cayó juntos con Martin, aunque este pudo levantarse, Leslie estaba tirada en el suelo con un chichón en la cabeza.
Como si de un príncipe de Disney se tratase Martin levantó a Leslie con su dos manos y la llevó a su cuarto para que descanse pero el viaje fue interrumpido por una pequeña cucaracha, no se sabe si fue por el susto o por el asco que Martin soltó a Leslie y esta cayó al suelo golpeándose fuerte la pierna. Luego que Martin matara a la cucaracha y volviera a levantar a Leslie, la puso en su cama, la arropó, le dio las buenas noches, esta ya estaba dormida. Cogió una nueva frazada y almohada y fue al sofá para dormir tranquilo.
Volviendo al presente lo primero que Martin hizo fue tender su cama, luego cogió un papel bond y escribió una carta a Sara, su novia. La verdad lo que escribió fue:
“¿Por qué me enviaste esos malditos osos?”.
Envió la carta y esperó una respuesta. Pasaron dos semana cuando recibió una pequeña carta de Sara, aunque estuvieron conversando durante casi todos los días, ninguno de los dos tocó el tema parece que Sara quería responderle vía cartas. Abrió la carta y la leyó unas cinco veces sin saber muy bien cómo interpretarla decía así:
“Hola Cariño (así le decía). La verdad no entiendo porque reaccionaste así en tu carta, si es que a eso se le puede llamar carta, pensé que esa medicina (¿Medicina?) te haría sentir mejor, es que me has contado que había días en los que no podías dormir así que decidí enviarte esas gomitas que tan bien me habían hecho a mí. Resulta que yo también tenía insomnio después de estudiar por más de 72 horas seguidas cualquiera no puede conciliar el sueño, mis notas comenzaron a bajar, mi concentración se perdía de vez en cuando, en resumen era todo un desastre. Un día llegué a un pequeño mercado y un vendedor de un pequeño puesto que decía en portugués: Medicinas, remedios para todos los males. Fui a ese puesto le conté mi problema y me dio el paquete de cinco osos negros y me dijo que si esto no me ayudaba a dormir nada la haría. Lo compre y ya en mi piso lo tomé. No creo que los bebes hayan dormido tan bien en sus vidas. Habré dormido un día entero. Cuando desperté me sentía nueva, renovada, lista para enfrentar el mundo. Mis notas subieron, volví a ser la de antes y al escuchar tu problema decidí enviarte un paquete para ver si te ayudaba a dormir tanto como a mi me ayudó.”
Hasta ahí estaba bien pero porque no le dijo que era medicina para dormir, porque tanto misterio se preguntaba Martin y siguió leyendo:
“La razón por la que fui algo misteriosa fue porque creí que sería divertido ademas que pensé que lo podias averiguar tu mismo, perdona su fui algo exagerada”.
Luego se despidió con muchos besos y abrazos y la carta terminó. Martin dobló la carta y la guardó con las demás. No quiso pensar en nada así que decidió ver la tele durante horas y horas.
Ya en la noche no podía dormir, de hecho desde hace dos semana, que había dormido en el sillón, que no dormía bien. Vio un documental de la Segunda Guerra Mundial para ver si eso lo aburría suficiente para ayudarlo a dormir. Vio el documental completo y seguía con los ojos abiertos como platos, vio el pequeño paquete de tres ositos. “Me rindo”, pensó y sacó uno y se lo tragó sin siquiera beber algo. Treinta minutos después estaba completamente seco, como un tronco, no se movió en toda la noche y en todo el día hasta que despertó y se sentía nuevo y renovado. Miró el paquete de dos ositos dijo:
- No sé qué haría si ti cariño.
Salió de su apartamento camino a la universidad tenía clases.
Epilogo
Martin leyó la nueva carta de Sara.
“Hora cariño perdona que te diga esto pero el proveedor de ositos de goma fue asesinado y ya nadie sabe donde venden más. Al parecer fue por un ajuste de cuentas.”
Luego le contó cosas de su universidad pero después de eso la carta perdió interés y ahora como iba a dormir. Tenía que volver a las viejas pastillas para dormir.
“Mañana estoy en Lima para pasar mis dos semanas de vacaciones contigo cariño”
Luego se despidió con los clásicos besos y abrazos, de seguro solo van a pasar los dos las dos semanas durmiendo o intenandolo.
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