Una mañana cualquiera, los venados y Los alces salieron bien temprano, prepararon sus rifles y aparejos y salieron a cazar. En el pueblo más cercano Roberto, su hijo Andrés y Martha desayunaban desprevenidos ignorando la temporada de caza de humanos cuando se escuchó el primer disparo qué entró por la ventana entreabierta y fue a incrustarse en la frente de Roberto, mientras Andrés y matha buscaban desesperados donde esconderse, afuera se escuchó un gritando júbilo. - Le di al más grande. Decían. Entraron a la guarida de los humanos, Gum, el venado más joven por su padre hasta el Rincón donde se encontraba Martha. - las hembras ponen menos resistencia,dispárale!. Gum titubeó un poco, pero haló el gatillo con los ojos cerrados. Andrés miraba sus cascos y la punta de sus rifles acurrucado bajo la mesa, asustado y temblando. Ellos se acercaron, los miraron y se rieron. - Tómenme una foto con el crío y con la hembra para el periódico. - Yo quiero una con el más grande, tiene suficiente piel para una alfombra. Al pequeño podemos cazarlo en dos o tres temporadas.
Gum no podía entender su júbilo y su gloria y se atrevió a preguntar. - Somos herbívoros papá, porqué los cazamos?. - Hay muchas manadas por ahí, hay qué controlar eso. Son dañinos y se reproducen rápido, no podemos permitir qué acaben con nuestro hábitat. Además es un deporte, el más divertido de todos, ya lo entenderás. Arrastraron sus trofeos de caza por la sala y salieron de la casa hacia el bosque entre carcajadas y gritos de fiesta.
Cuando desperté agitado, lamenté que solo hubiese sido un sueño,ellos tenían razón. |