Ser tu segunda piel y lacerarme
Arrancarme de ti
llegar hacia mí mismo y cubrirme de tus miedos
Ser apenas la dermis de tu ausencia
Quietud de agua después del cataclismo.
Ser tu piel, casi ajena, casi mía
Tu armadura mortal
Tu risa hueca
Apenas de mí mismo sé tu nombre
Ya no soy
Ya no tengo
Ya no siento
Me he convertido en légamo en tus ojos
En mis ojos, tus manos y mis manos
Y no hay nada qué hacer más que alejarme
Tan cerca como pueda de tu orilla.
Texto agregado el 29-01-2015, y leído por 160
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
30-01-2015
Aveces se aprecia más la cercanía cuando no es tan constante. De otra manera se vuelve algo cotidiano y meloso. mente_veloz