A Hortencia Lazarín, que sabe de las luchas normalistas
"... se desloman en la voracidad de las tinieblas"
José Emilio Pacheco
En Ayotzinapa, un pequeñísimo poblado, como hay muchos perdidos en lo alto de la sierra, en la Noche Buena del 2014, no llegó el Niño Dios, ni Santa Claus, tampoco se pusieron los nacimientos, con su pesebre, el buey y el burro, José y María, el ángel y el diablo, todo en medio de heno y musgo, los pastores con sus ovejas, la Estrella de Belén, Melchor, Gaspar y Baltazar, montados en un elefante, un caballo, un camello. Un lago simulado con un espejo, con patos y peces... ni los arbolitos de Navidad cuajados de esferas y luces parpadeantes, ni hubo posadas: "En nombre del cielo / os pido posada / Pues no puede andar / mi esposa amada..." , y bolos con cacahuates, confites, cañas, colaciones, tejocotes, galletas jarochas y betunadas, naranjas... Sus escasas calles no las recorrieron niños cantando villancicos... "Esta noche es Noche Buena / noche de comer buñuelos / noche de luna / noche de estrellas / para los niños buenos... / " No, el pequeño caserío de Ayotzinapa permaneció a oscuras, en tinieblas... |