Naciste de noche, jugaste de día y te contaba cuentos cuando dormías. En los cumpleaños jugabas, corrías, cuanta risa, como te divertías
Te gustaba el colegio, hacías amigos y tomabas la escuela como un privilegio.
Crecías buen mozo, bien vestido, sonriente, siempre dispuesto a ser un galante.
Traías distinciones de tus estudios y premios en el cuello por buen deportista.
Las muchachas te miraban y cuando podían a las fiestas te invitaban.
A ti no te agradaban sus invitaciones, decías que el hombre hacia las elecciones.
Cuando egresaste en el acto de la facultad, el orgullo no entraba en tu humildad.
Cuanta grandeza para el trato con el otro, cuanta humildad con lo propio.
Como profesional no debiste esperar, todos en sus empresas querían verte llegar.
Llegaste feliz y subiste a lo alto, como soñaste mil noches con no defraudar.
Pronto el amor llamo a tu puerta y el alma le dio paso hasta tu corazón.
La felicidad se completaba con ella, esa reina tan buena, compañera y bella.
Llegaron los reconocimientos, tus ascensos y los hijos a tu casa, arriba y abajo.
Los viajes, las ausencias, las preocupaciones de tu madre, el extrañar los nietos.
Se enciende la luz, miro las paredes, los cuadros vacíos, el temblor me despierta.
Disculpa que sueñe contigo, te fuiste de bebé y hoy cumples 40 años.
No dejé nunca de llorar el sentir, cuando yo parta, tu ausencia no se podrá suplir.