CARTA A LA J.
Te he visto entrar al McDonald’s hoy:
Trabajo a distintas horas del día y noche en la sala de las maquinas de lavar de la planta séptima y última del edificio mío-porque tiene calefación, una mesa firme y grande sobre la que puedo leer y escribir, junto a una ventana como de despacho corporativo con vistas a una parte del Condado de Montgomery, direccion Bethesda, el río Potomac y el estado norteamericano vecino de Virginia, al fondo.
Hay un McDonald’s al lado y abajo desde donde miro yo por dicha ventana.
Y eras tú una mujer que entró el otro día porque llevabas una cazadora idéntica a la que tienes de color naranja hecha visualmente como de estratos o capas, uno encima del otro con el efecto ciertamente óptico de un muñeco michelín-aunque siempre permanecen debajo y bien perfiladas las líneas y contornos naturales propios y tuyos del cuerpo (que si no, de qué stá claro).
Salvo que el color de dicha prenda tuya el otro día era rojo y no de naranja;
Y el rojo para mí es el del corazón y respecto del verdadero sentir-cueste lo que cueste y aun en flagrante desafío de la prudencia, el-qué-dirán, la lógica económica de cualesquiera eficiencias siempre buscadas y respecto incluso del sentido no solo común sino de la mismísima supervivencia y preservación…
Porque la supervivencia no es tal al final si no puede al menos conciliar en algo-de alguna manera posible aunque mínima-la distancia que intermedia entre lo que hay y el rojo.
Por exigencias estrictamente vital-profesionales tuve pues que postular y ante una responsabilidad y carga de las que yo al menos no puedo renegar ni dejar que simplemente me rebasen en todo su verdadera escala y horror, sistemico-agregado- que tu desanimo e inapetencia vital-que yo al menos percibo ahora en tu individualidad real y palpable-
Deviene estructuralmente determinado con el fin de que sea solo la ligereza más dulcificada a la vez que salada lo que da cobijo, refugio y verdadero alimento puesto que tu verdadero y afligido sentir profundo (el rojo) ha sido reducido a un estado necesitado urgente de solo alivio, ahora, como agua, bendición y descanso;
Que implica funcional y simplemente una más fácil aceptación-en realidad, la búsqueda y deseo tuyo por tu parte-de la renuncia y pérdida final de todo, ya y por fin,
Aleluya, amen como si dijéramos.
Porque esta gente no se andan con bromas y te dirán cualquier cosa sin confirmar ni desmentir interpretación alguna tuya,
Con tal de que sigamos dando los pasos sistémicos oportunos desde el punto de observación técnico, clínico suyo,
Siempre a su mayor gloria moral aun mínima y un se hace lo que se puede, Seth-y lo que esta dentro de nuestras posibilidades.
Pero, ¿no es eso en rigor y bien mirado una forma de aprovechamiento y rentabilidad Orange en realidad por su parte y respecto de nosotros, esa mínima moralidad?
Que aquí al menos y en este país la moralidad es una especie de lujo preciado extremo-reservado la verdad pero solo unos pocos…
Hijosss de puta.
Total, nos vemos en el McDonald´s.
(Espérame, eh J.-que ahora bajo.)
Un beso,
https://www.youtube.com/watch?v=ESV3PT6Ay0Q
(A.L.)
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