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La religiosa pedía al ángel que la amara en penumbra, con delicadeza y paciencia. Esa noche él percibió que la caricia corría luminosa y para no romper el encanto, decidió amarla con las alas puestas.
En la oscuridad hubo gemidos y espuma, y un ángel aleteando intensamente. Al clarear el día, había silencio y un rictus de satisfacciòn y con piel de cera. Las plumas del ángel se levantaban y caían al compás del viento frío. |
Texto agregado el 23-01-2015, y leído por 344
visitantes. (8 votos)
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Lectores Opinan |
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28-01-2015 |
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Impactante.Lo prohibido le costo la vida. jaeltete |
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23-01-2015 |
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Hermosa reflexión sobre cuán profundo puede manifestarse el amor ya que para éste no hay fronteras ni prejuicios que valgan cuando realmente se siente. Genial, Senderito amado, genial. Se nota que has vivido y que sabes reconocer la esencia pura de todo. Ful abrazo, te quiero mucho, buen amigo. SOFIAMA |
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23-01-2015 |
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Felicito tu imaginación!. Un abrazo, sheisan |
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23-01-2015 |
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¿El color de las plumas? rentass |
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23-01-2015 |
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Tu imaginación vuela sutilmente. girouette- |
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