De viajes sin itinerario,
pasamos a cambiarnos de nombres,
de disfraces,
de lavanda inundando la habitación,
con esos espectros
que nos arrullan con su estela,
como la calidez de las chispas
que elevan a un globo de Cantoya
hasta el último soplido
que lo extingue.
El placer se extingue con la muerte.
Texto agregado el 21-01-2015, y leído por 195
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
23-01-2015
Me gusta,no quiero opinar porque me quedo reflexionando.
Si que me encantó leerte *****
Un abrazo
Victoria 6236013
21-01-2015
y si es un pacer morirse? yosoyasi-
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