Los fragmentos de vidrio de aquella copa, aun yacen en el suelo, desde ayer en la medianoche. Mi mano se encontraba temblando, y todo mi cuerpo parecía gritar. Me había vuelto loca… porque me agradaba el éxtasis del dolor que encontraba en la nostalgia, ¿la razón?...
El aullar de un lobo.
¿Es acaso mi imaginación? ¡Oh! ¿Acaso eres tú, amor? ¡Solías aullar a la pálida luna llena que brillaba tendida sobre el firmamento estrellado!
¡Los lobos suelen aullar a la luna cuando añoran! ¡Sus lamentos son elevados al cielo! ¡A la más magnifica belleza de este planeta! ¡Y tú, solías hacer lo mismo, amor!
Una relación amorosa es más hermosa cuando se termina, porque se sabe que aún hay que aprender, que saborear…. Yo aún tengo que aprender a no temer más a los aullidos, porque para mí, ¡ya no serán dirigidos! Ya no te escucho, amor…
El sabor a vino se ha impregnado en mis labios desde ayer… Ahora hay silencio… Ya no brilla la luna, brilla el sol…