Olvidé las cosas exactas y puntuales, que nunca se me debieron olvidar. Me centré en el día a día y en ser un poco menos romántica. Pero todo falló.
A mi favor, o en mi contra; pero un día, todo lo que fue, dejó de ser tal como lo conocimos. Del punto uno, al dos, y después al tres, para acabar directamente en el 20.
El amor nos enseñó todo lo bueno y todo lo malo; las circunstancias, a persistir como roca en el espigón. No sé tú, pero yo me hice fuerte y gigante. Tomar las decisiones adecuadas nos hace crecer, nos hace avanzar. Y yo avancé.
Pensé, por mucho tiempo, que tú también. Pero la ética me persigue en mi cabeza, haciéndome preguntas de respuestas que ya sé. ¿Avanzaste con la manera de hacer las cosas?
Pero hoy me he sentado y me he dado cuenta de que olvidé, y todo lo que olvidé; me han venido oleadas de recuerdos, pero aquí estoy yo, con la dignidad pétrea, con mi escudo de valor, como un pájaro libre y grande.
Para resguardarme de tí,
que ya no estás.
Para volar más allá,
y encontrar algo que vuele como yo... |