Amanece y es agosto,
un martes a la noche.
La cierta incertidumbre,
da misterio a las horas
con un erotismo de luz.
Una lengua impostora
filósofa su ostracismo
de idas cotidianeidades.
La ironía dibuja sonrisas.
No estás en mi mundo,
y este sigue allí, quieto,
evolucionando en nada.
Los pájaros silenciaron
hasta el hondo silencio.
No tienen respuestas
todas las varias cosas
que aun se preguntan
sus esenciales dudas
de sueños y verdades.
Una resaca de olvido
es un prejuicio lejano
de soledades sin voz.
Ya nada nos pertenece,
ni este incierto agosto
que zozobra en el viento.
Texto agregado el 14-01-2015, y leído por 243
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Lectores Opinan
14-01-2015
El sabor agridulce de la soledad. Muy lindo. suedith