Pocos individuos han jugado en la historia un papel tan importante y la ves tan polémico, como en el caso de Carlos Marx. Mas allá del rechazo o la acogida que se pueda tener hacia las tesis y postulados del llamado marxismo, es innegable que la figura del pensador alemán transversalizó la historia del siglo XX, a la vez que transformó nuestra visión del mundo contemporáneo. En la Revolución Bolchevique, en ambas guerras mundiales, en las Frías y las no tan frías por haberse dado en los trópicos latinoamericanos, en Cuba y hasta en el Berlín del 89, el icono de Carlos Marx estuvo siempre presente; siempre hubo un re trato de mentón firme y mirada apacible observando.

Mentón firme y mirada apacible con el rostro apuntando a eso que llaman modernidad. Ese parece ser un buen retrato de Marx.

Observando rápidamente el mentón firme, hallaremos que este hace alusión a un Marx bastante nombrado y estudiado: es el hombre de El Manifiesto y El Capital, el desafiante y moderno profeta, que parece estar listo para hacer estremecer al mundo con apuntes simples pero tajantes como : “¡Obreros del mundo, Unios!”. Un Marx interesante, lindo, pero que ahora poco me importa.

Por otro lado, o mejor dicho, un poquito mas arriba, esta la mirada apacible. Es un Marx poco nombrado, pero tan valioso como el anterior;. Es el hombre que me intriga.

De las docenas de críticos, analistas y biógrafos que ha tenido Marx, muy pocos han escrito acerca de esa mirada. He dicho que es apacible, pero no por ello se debe considerar inútil. Es una mirada soñadora, rebelde, que se diferencia del mentón que es terrenal y revolucionario. Obligada por si misma a indagar en lo profundo del espíritu del siglo XIX y XX.

Ciertamente no pensamos en poesía cuando hablamos de Carlos Marx. De hecho, si revisamos su bibliografía tan solo hallaremos una manotada de versos escuetos escritos durante sus primeros años de vida. Sin embargo ya desde esto poemas se pueden notar la influencia de Höldering, Goehte y Shiller: El romanticismo alemán en pleno.

El empuje (y la tormenta) ofrecidas por estas primeras lecturas no lo abandonarían por el resto de su vida. Las pruebas de ello, saltan a la vista, la metáfora fina se torna cómplice den su pluma. Basta con recordar el inicio de El Manifiesto para darnos cuenta de ello: “Un fantasma recorre Europa...Es el fantasma del comunismo” podría ser de igual forma, el inicio de un bello poema .De la misma forma, Marx no ahorra belleza ni inteligencia al describir la clase burguesa, diciendo, entre muchas otras cosas, que esta “ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario”. De igual manera compara a la clase burguesa con un brujo incapaz de controlar los poderes que el mismo a desatado, haciendo clara alusión al celebre poema “El aprendiz de brujo”. ( De Goethe, no de Miky Mause, claro esta)

Pero no solo con metáforas Marx incursionó en el siglo XX, al fin estas solo fueron herramientas escritúrales que poco pudieron aportar al mundo por si mismas. Marx es poeta y esteta, no por hacer metáforas, si no porque fue una de las parteras de mundo contemporáneo. Un mundo que si bien es mediático, inmediatico y tecnomaniatico, es a la ves el hogar y la cuna de poetas que lo viven, sufren y disfrutan.

Tal vez Marx no sea un bardo del ferrocarril como W.Withman, ni un delicioso poeta como Rubén Darío, pero sospecho que ambos tienen una deuda con Marx. Al fin y al cabo ¿qué hubiese cantado Withman si la pluma de Marx no hubiese hecho temblar el mundo antes? ¿Y podría haberse sumergido Ruben Darío, en esa maravillosa literatura azul llamada modernismo, sin que Marx hubiese colocado sus previas bases en el pensamiento de la época?
Marx es un hombre complicado. Parece tener la virtud de renacer cada vez que se lo lee. Es de esos seres que muertos dicen y viven mucho mas que cuando estuvieron en la tierra. En mi, Marx renació como un humanista, un poeta tímido de mirada apacible. Por ello lamento la desigual apresiacion que se le tiene a su rostro, mas concentrada en el mentón que en los ojos. Espero, eso si, que de vez en cuando, uno que otro joven levante su mirada del mentón firme y observe detenidamente esa mirada. Una mirada romántica que aun tiene mucho que decir.


FUENTES:
FERNÁNDEZ BUEY, Francisco, un joven romántico en busca de su estilo, en, Marx (Sin Ismos)
Berman, Marshall, Todo lo Sólido Se desvanece en el aire.