Ese tren que parte
se parece a un sueño que tuve un día
es resistente a las argarabias
es navegador en penumbra inhóspita,
es conocedor y limitante,
porque quisiera ser pájaro sobre una vereda.

Ese tren que traslada mi mente
me lleva a un desierto alejado,
que se asemeja a un mar en frenesí
que tiene sabor a limonada,
porque mi Tren ese líquido, gaseoso y concreto.
Sobretodo tiene esperanza y vomita esperanza.

Es mi tren superticioso,
mi vida alargada
el hijo que no tengo
el hijo que muere conmigo
el hijo que perdona mis estaciones.

Ese tren tiene visiones
de una Lima incendiada
de Macerata derretida
de Centro de Lima iluminada.

Mi tren que soy yo
y yo soy de él,
reconoce su precariedad
a la vez, su intención solemne de vivir.