No te invento cualidades ni virtudes, no lo necesitas,
no eres diferente a las miles que mueren y nacen a diario, eres única.
No tienes una mirada encantadora,
me encanta a mí y es suficiente,
No eres la mujer perfecta,
eres el infierno, la oscuridad, el bosque perfectos.
Tus caderas no son deseadas por mí, son amadas,
y tus labios no saben a tiempo, saben a vida.
No eres dulce, pero me condeno en lo agridulce de tu imperfección.
No necesitas bañar tus cabellos de perfume, me gusta su olor y sabor, a sol, a lluvia, a sudor, a trabajo… a ti.
Me es indiferente si tu voz canta o grazna,
sólo sé que si la escucho se me sale el corazón…
son tus palabras mi alimento.
Yo te nombro amor, y en ese nombre encierras tus defectos, tus errores, tus reacciones, tu oscuridad, tu caos, tu realidad.
Y sólo sé que te deseo terrenal. |