Para N.H.R.J. Con Cariño.
Érase una vez un hombre que tenía toda la intención de coger una pierna.
No era esta una pierna de jamón, ni de cordero. Era una pierna humana, de mujer para ser más exactos.
Por muchos días, intentó coger esa pierna, que le era tan esquiva, pero diferentes factores intervenían y al final la cogida resultaba imposible.
Al principio se acercó a esa huidiza pierna lentamente, como el Principito de Saint Exúpery, al Zorro, y así día a día, fue ganándose la confianza de la pierna, hasta que ya no le generaba desconfianza, luego, con el tiempo, fue capaz de tocarla, al principio, tímidamente, y luego con más seguridad.
A tal punto llegaron las cosas, que se estableció una especie de rutina extraña entre el hombre y la pierna: Se saludaban e inmediatamente iniciaban un diálogo sin palabras, sólo una fiesta privada de sensaciones.
Realmente, en este momento no sabemos si algún día el hombre logre coger… a la pierna, sólo sabemos, que de alguna forma, al igual que le pasó al Zorro del cuento, llegó un día en que esa pierna no era igual a otra pierna, todo debido a ese acercamiento que había hecho ese hombre. Una estrategia casi militar, un avance lento pero seguro… en este momento, de hecho, esta es una historia sin principio, y de hecho, sin final.
Felices vacaciones. La pierna te extrañará. |