EL PELUQUERO LOCO


El rostro dibujaba sorpresa la caìda desde
un tercer piso podía haber sido mortal.
Mas se levantó del suelo como si nada hubiera ocurrido.
El presente de aquel peluquero loco, podía ser peligroso.
Se ganaba la vida cortando el pelo de las cabezas.
Principalmente masculinas.
Su negocio era cortar el pelo a caballeros.
Pero la verdad es que no tenia mucha maña.
Pero su atrevimiento no le impedía dejar trasquilones.
De tal forma que en algunas ocasiones pareciera.
Que aquellas cabezas que cortaba habían sido
sacudidas por el viento de Levante.
El entorno de aquel peluquero loco, era turbio, oscuro.
Había sido la comidilla del barrio.
Su mujer le puso los cuernos con medio vecindario.
Tenia dos hijos, y el hombre se despertaba por las noches.
Preocupado por la paternidad, a veces las dudas le atormentaban.
- Serán de verdad mis hijos...?

Ese era un sueño recurrente del que solía despertar sudoroso.
Y con ojeras de no dormir durante varios días.
El incidente de la caída del tercer piso fue debido
A un acto de inspiración sublime, reconoció al tipo que
se metía en su cama con aquella mujer adultera.
Sus famosos trasquilones eran debido a su enfermiza psicosis.
Hombre que entraba en su peluquería, era presunto culpable.
El peluquero en su desquiciada mente, se hacia siempre la
misma pregunta...
- Será este uno de sus amantes...?
Y ante la duda trasquilón que metía con toda saña
y pasión.
Aquel día reconociò al amante, y no puedo evitar su frenesí.
Fue clavarle las tijeras en la nuca, después de mirar esta
con detenimiento como en una diana por dar en todo el centro
justo cuando iba a darle la puntilla y dejarle herido de muerte.
Este se movió y vez de darle el golpe de gracia.
Solo le hizo un desnivel de pelo que por poco le cuesta
medio cuello, lo que hizo que el cliente montara en cólera.
Y lo tirara por el balcón.


Él sabe que todos se burlan de el, ¡¡Pobre hombre!! dicen algunos.
Es tan poquita cosa...
Nunca ha sido hombre de buena estampa, mas bien pequeño
extremadamente delgado, de niño era enfermizo, y todos se burlaban
de él. Todos se metían y pegaban aquel pequeño cuerpo.

Pero todo tenia que cambiar el lo haría posible...
Cortaría el pelo con esmero y antes de que el cliente se levantara
El peluquero enseñaria su obra levantaria la cabeza del cliente
frente al espejo contemplaria su empresa.
Después de cortarles el pelo solo podìa sujetar la cabeza
con el mango de las tijeras de podar.
Sus cabezas separadas del cuello era la mejor creación
del peluquero.

¡¡ Mirad mi obra gritaba...!!
Nunca mas volveréis hacerme daño.
Y una carcajada llena de odio y venganza sacudia aquel
pequeño cuerpo mientras sobre su camisa blanca se esparcia una extensa
melena de roja, y turbia sangre.