Y en aquel ocaso sus ojos perlas
destilando melancolía y soledad
viendo partir la noche
en sus oscuras bastas se refugiaba,
pasiones destruidas
la demencia se encarnaba
como la niebla al caer el sol,
la profunda noche inmensa como el mar
aumentaba como espuma
a cada golpe que daba el reloj.
Texto agregado el 06-01-2015, y leído por 129
visitantes. (5 votos)
Lectores Opinan
01-02-2015
una despedida... una tiniebla... un temor...
la_rouge
06-01-2015
La naturaleza, la soledad encarnado en una mirada y el tiempo como niñera de esas trasformaciones existenciales.Bien hecho. libresca
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