Una fresca noche de verano a las afueras de la ciudad en un tranquilo pueblo, siete personas se reunían fuera de un instituto universitario, con el fin de sortear un objeto de valor que la universidad había aportado para aquel que más lo necesitara, ya que aquellas personas estaban pasando por una situación económica muy frágil. La junta se tardaba, por este motivo Diana una mujer joven del grupo, salió a dar una vuelta alrededor del establecimiento. Fue allí donde encontró al sereno que vigilaba la puerta de entrada con un bóxer color marrón.
Diana comenzó a platicar con el hombre, cuando de repente una pequeña masa de personas apareció se acercaban despacio diciendo algo que nadie entendía. Tenían sus ojeras y el contorno de sus ojos rojos, su piel algo pálida, y unos colmillos que sobresalían sobre su labio superior. El perro comenzó a ladrar mientras que el vigía observaba paralizado. De pronto los extraños se abrieron dejando un espacio por donde camino una mujer igual a ellos, pero ésta parecía ser la que conducía todo el movimiento, de repente en el silencio gritó algo y todo el grupo comenzó a correr para atacar a los que allí estaban, llena de terror Diana trepó una especie de estatua, fue en ese momento cuando vio como dos de estos personajes saltaban sobre el sereno y enterraban sus colmillos en sus muñecas. La joven estaba más que aterrorizada y creía que ahora sería su turno cuando escuchó un gran -¡NO!-, que vino desde la mujer ‘jefa’, seguido por -¡De ella me encargo yo!, y los vampiros por así llamarlos, se retiraron en busca de las otras personas.
Confundida Diana bajo de la estatua, sin pensarlo echó a correr escapando de la universidad, alcanzó a cruzar a la vereda de enfrente cuando la ‘jefa’ le dijo –No te sirve de nada que quieras escapar-, en ese momento Diana sintió la necesidad de mover sus brazos como si en lugar de ellos tuviera alas, y en ese instante comenzó a elevarse a uno pocos metros del suelo y a volar cual si fuera una especie de enorme ave. La jefa de los vampiros le grito-¡Ese patético vuelo no te va a servir de nada!-, y lanzo una briza desde sus manos que levantó una piedra para golpear a Diana, pero cuando el objeto se estaba acercando Diana movió su brazo izquierdo y detuvo la piedra, sin para el vuelo. No conforme la jefa, volvió a levantar con una briza, pero en este caso levanto casi veinte piedras que se dirigieron en dirección a Diana que ya estaba a unos cuantos metros de la universidad y de la jefa, pero de nuevo Diana levanto su mano y todas las piedras se detuvieron. Diana logro escapar, siguió su vuelo hasta una zona rural como un descampado, cansada se detuvo y se acerco a un poso que vio desde lejos, mientras que bebía agua se le acercó una joven de cabello azul, y le dijo que si estaba buscando a los sobrevivientes que caminara hasta ver la luz de una fogata, Diana algo confundida por los sucesos que estaban aconteciendo dijo-¿Cómo te llamas?- la tímida jovencita respondió su nombre-Soy Adalis, pero mejor no pierdas tiempo ellos van a volver-.
Diana -No te voy a dejar sola acompáñame.-
Adalis-¡No! yo no puedo-
En cuanto terminó de decir estas palabras comenzó a descomponerse como si algo malo empezara a recorrer su cuerpo, el contorno de sus ojos se tornaron rojos y sus colmillos tomaron un gran tamaño, Diana dijo-Adalis ¿Qué pasa?-
Adalis- ellos me mordieron pero nunca mordí a nadie por eso lo controlo un poco, pero cada vez puedo menos-.
Mientras hablaban Adalis volvió a su estado de normalidad, y accedió a guiar a Diana hasta los sobrevivientes. Se internaron en una seca chacra y cuando estaba oscureciendo vieron a lo lejos la fogata. Al verlas los sobrevivientes se les acercaron y Diana dijo –Estamos escapando de los, los…-, pero antes de terminar fue interrumpida por un extraño sujeto vestido de negro – Los SANFRIS- dijo con voz altanera. Una de ellos mas amablemente las invito a acerarse a sentarse a la fogata diciendo- Vengan los SANFRIS no se acercan al fuego-. Cuando ya estaban acomodadas en unos troncos, la amable chica dijo – yo soy Samanta pueden decirme Sam, y el altanero y desafiante es mi hermano Fokus-.
Diana -¿Qué son los SANFRIS?-
Sam- Son una especie de vampiros con la diferencia de que a los SANFRIS no le hace daño el sol solo el fuego. Fuero la creación de un loco científico que buscaba ser inmortal o algo así. Bueno en su laboratorio hubo una explosión en la que salió afectado él y su ayudante. El comenzó a sentir la desesperante sensación de absorber sangre humana y su ayudante empezó a mover sus brazos como si fuera un ave. Después de la explosión ambos escaparon del hospital y hay quienes dicen que formaron familias y siguieron su vida muy lejos el uno del otro, pero hacer unos días una extraña mujer llego al pueblo y de pronto todas las personas actuaban raro como zombis o asesinos, por lo que mi hermano, yo y todos los demás que estamos acá investigamos hasta encontrar las respuestas-.
Diana- Alguien sabe ¿qué pasó con el ayudante del científico?-
Sam- ¡No nadie supo nada de él después de la explosión!-
Estaban hablando cuando uno de los sobrevivientes asustado advirtió,-¡nos encontraron!-. Fokus se puso de pie y saco dos grandes navajas de sus bolsillos. De un momento a otro habían cinco o seis SANFRIS delante de la fogata, Fokus comenzó a lanzar las navajas que aterrizaban en los pechos de los SANFRIS pero eso no los detenía, fue en ese momento cuando Diana comenzó a levantar sus manos y la fogata empezó a formar un anillo que los rodeo dejando fuera de él a los SANFRIS, el fuego seguía subiendo, casi tapándolos, y a pesar de que estaban encerrados no se quemaban, en cambio los SANFRIS salieron huyendo por el sofocante calor de fuego.