El General

Ahí viene, ,.. las filas se abren, los hombres tiemblan y al mismo tiempo inflan su pecho en señal de poderío y orgullo. Él se abre paso con su soberbio caminar.

Los hombres más rudos y toscos se esfuerzan por erguirse, los heridos, luchan por demostrar que aún así puede contar con ellos. Él se acerca, y pareciera que la tierra tiembla.

Un pasillo interminable con soldados como paredes, sanguinarios, brutales y leales hasta morir en este campo pero infinitamente vanidosos por estar primeros en la hilera sólo para verlo pasar.

Él, el general, nuestro líder, ganador de mil batallas, sólo su mirada tiene más terror que la propia guerra, el nos guía hacia la victoria, por el vivimos, luchamos y morimos, ni siquiera recordamos porqué luchamos, solo sabemos por quién, por Él. Mi corazón late más fuerte, lo veo venir.

Desde que estamos a su mando nuestra legión es incomparable, hemos ganado más batallas en dos estaciones que las que imaginamos sobrevivir, y sólo él lo ha logrado.
Lucha junto a sus hombres, no descansa, no duerme, no tiene paz, tiene hambre de gloria, y la comparte.

Cómo no dar nuestra vida por él, el nos llena de historia. Se acerca.

Hoy podré dirigirle la palabra, mi labor en la batalla fue perfecta y merezco una medalla.. y de él, mi líder, mi jefe, mi señor.

Se para frente a mi, lo aprecio por primera vez, es alto e imponente, sus pelos largos y sucios hablan de una paz inexistente, su cara esta opacada por el brillo de la muerte, tiene ojos negros y desbordados, parece no haberlos cerrado nunca, sus manos son grandes y ásperas, verlo completo es imposible, me atemoriza.

- Qué es lo que quieres? – me preguntó – Tu labor en el campo ha sido la mejor, no hay tiempo para liberarte de tus obligaciones, pero pídeme algo y lo ordenaré cumplir.

Cómo pedirle algo a cambio a Él?, si todo lo que soy se lo debo?

- Sólo quiero hacerle una pregunta – apenas titubée.

Tengo la herejía de saber cuál es el bien común de su gloria, la de él, que no depende de nadie ni de nada, que nos hace invencibles, quiero compartir y luchar mas fuerte aún por su causa.


- Cuál es el motivo de tanta gloria, de tanta marcha sin descanso, de tantas batallas y tanta furia desatada, cuando usted podría ordenarnos hoy mismo marchar sobre Roma y hacerlo un César?

Me miró fijo a los ojos, vi su furia incontrolable al mirarme, tengo ganas de correr, pero es tarde.


Con su voz mas silenciosa que nunca me respondió:

- Si no llego a la cuarta estación a mi hogar, mi esposa me abandonará.