No lo hube pensado así, mis pensamientos y memorias no alcanzaban para tanto, estaba empecinado en tus acciones y las mías, en tus fallos y omisiones, en mis ausencias y osadía... Alguien me dijo una certeza que no pasó por mi cabeza hasta entonces: Lo que hace una cuando está enamorada, ¿verdad? Qué pequeña sos.

Te dejo ser feliz después del olvido, del perdón, del rencor que se dispersa, como ese sol de invierno a las dos de la tarde en un cielo sin nubes. Con algo de viento de melancolía, y un poco de esperanza de meses venideros, en que nunca estés sola de tu compañía.

Te dejo, sé feliz como vos querías. Que es tu decisión mi alternativa. Yo ya he tomado el camino de la distancia más esquiva, pero también más absoluta relativa. Te dejo, ser feliz ahora es mi turno, que lejos los reclamos dando tumbos, se alejan como vos hace mil lustros. Te dejo ser feliz porque es mi forma de amar, es todo.