Querido Lector o lectora:
Qué es soñar, qué es creer en lo sueños y sobre todo hacerlos realidad.
Tal vez, es una pregunta que desde pequeños o pequeñas, nos da vuelta por la cabeza. Nos impulsa y también nos diviniza. Si nos impulsa podemos ir hasta que de nuestros pies aparezcan alas, las que nos llevaría a largos parejes o divinos encuentros y por qué no, desencuentros. Si lo divinizamos, nos parecería irradiar en un solo momento aquello que quisieramos con tanta urgencia.
Querido lector o lectora, para mi soñar es un alimento cotidiano contra el aburrimiento y el contrasentido de encontrarme vivo. Para mi soñar es irradiarme de energía, “ser radiante”, como dijera un gran amigo, “ser un elefante” como diría una gran amiga, “ser cantante”, como lo repito yo cuando a solas y nadie me ve, decido convertirme en una tenora, en una poeta, en una escritora, en una chef que inventa platos y a la vez en una alegre cameriera.
Los sueños no tienen dimensiones, no tienen límites. Son y nada más. Pueden ser simples aspiraciones diarias o grandes planificaciones futuristas. Pueden resumirse en una fórmula o exhaltar la elegancia de la belleza.
Los sueños son y nada más.
Sueña lector o lectora, sueña, no dejes de realizarlos, empujarlos, limpiarlos y colorearlos. No dejes de ser radiante, elefante, cantante o una alegre camariera.
No dejes de soñar, querido lector o lectora.
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