PRIMERA PARTE

En aquella época Daniel era un chico más bien estirado, de grandes orejas, prominente nariz y ojos nerviosos. Aquella mañana su madre le despertó como cada mañana, utilizando la bella cantarina de su voz:

- Danieeeeeeeeel, Danieeeeeeeeeeel. Es hora de levaaaantarseeeeeeeee!!

Daniel se dio media vuelta, y también como cada mañana, siguió durmiendo. Al cabo de media hora...

- Danieeeeeeeeel, Danieeeeeeeeeeel. Se te va enfriar el desayuno, te he hecho tostaditas y un buen tazón de leche calentita, afuera hace frío. Danieeeeeeeeeel.

- Que te calles, joder... - refunfuñó Daniel entre sábanas... No podía levantarse. No era de extrañar, se quedó jugando hasta las 4.15 h. al Conter Strike en red y claro, tenía un sueño que se moría. Pero también, cosa rara, le dolía todo el cuerpo, la espalda, los gemelos y ... curiosamente, la mandíbula ¿?¿?. Se quedó mirando su silla de despacho, la que le trajo su padre cuando la empresa para la cual trabajaba se cambió de oficinas. Pensó que quizá debería pedirle otra más anatómica. Pero... ¿cuánto tiempo hacía que no lo veía?

Sin embargo, también notó que la camiseta que llevaba... la que le regalaron a su madre al comprar 5 productos de Eau de Ronchas, colonia que le ponía nervioso por su olor tan apestoso, estaba rota. Tenía un siete en la manga derecha y una quemadura del tamaño de una pelota de ping-pong en el pecho, en el lado izquierdo. Pronto empezó a notar que le costaba un poco respirar, le dolía, mientras se acariciaba el poco pelo que tenía en el pecho a través del agujero de la quemadura. Entonces empezó a recordar...

Todo eso le parecía ya más que sorprendente. Cuando se paró a pensar. La voz que contestaba a su madre no era el tono nasal y agudo de siempre, no... había algo distinto. Parpadeó. ¿Qué carajo estaba pasando??

-Danieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeel, Danieeeeeeeeeeeeeel - su madre seguía gritando desde el comedor.

Pero Daniel ya no se atrevía a hablar. Acababa de mirarse las manos. Esas uñas redondeadas en la punta. Esa falta de vello en la terminación de las muñecas... Comenzó a temblar.

Recordó el espejo retrovisor que robaron en una noche de borrachera él y unos amigos. Estaba justo al lado de su cabecera. Con un leve giro, podría verse la cara. Leer esos ojos. Ver dentro algo que no intuía suyo.

Los dientes comenzaron a castañearle siguiendo el ritmo más feroz: el del pánico.

Y entonces desde aquel trozo de espejo enmarcado, un gigante de nariz de boxeador y ojos de hielo negro, le miró sorprendido... Daniel saltó en el aire, hacia atrás, a la vez que un “Danieeeeeel” se elevaba en sonidos de enojo. Mientras caía, miró su antebrazo, cómo bajaba al suelo y soportaba el peso de un cuerpo... ¡inmenso! Fue corriendo al espejo del cuarto de baño, y un “robocop” de dos metros le devolvió la mirada...”pero si hace un momento me había visto el pecho, la marca de la quemadura y...” pensó, pero entonces notó de nuevo el dolor en el antebrazo y observó cómo crecía, ante sus propias narices, se inflaban pieles y músculos, y unas venas verdes gordísimas vagabundeaban por su brazo...

-¡Daniel, no pienso repetirlo ni una sola vez más! ¡O bajas ahora mismo o subo y te arrastro yo misma de las orejas! –gritó la madre con voz furibunda.

Pero él seguía creciendo...y recordando. El ojo de la mente le mostró un valle cubierto de cuerpos arrastrándose, de verdes camuflados disparando a otros verdes en árboles agazapados...Allá en la colina, una bandera, un objetivo, el suyo, y allí abajo, su fusíl, el H&K Mp5 Navy (3-1), muy precisa en ráfagas rápidas, y ¿eh?...¿qué demonios le estaba ocurriendo?...el armario se abrió de golpe, y dentro, una sombra avanzaba lentamente y en su dirección.

Tras la sorpresa inicial, reconoció al personaje que allí se encontraba. Era "Goril-ón", el jefe de su clan antiterrorista.

A pesar de que pudiera parecer sospechoso encontrárselo así, "saliendo del armario", no hizo ninguna observación al respecto una vez hubo recordado el elevado grado de irascibilidad de su carácter.

Iba armado con un M4A1 con silenciador en su mano izquierda; un Ak-47 en la derecha, dos "five seven" cruzadas en bandolera sobre el pecho y varias "granadas HE" en el cinto.

Todo esto parecía ser una continuación del juego de ayer, pero ahora no estaban en un mapa en la web, aquel era su armario, los calzoncillos y los calcetines pisoteados por las enormes botas de Goril-ón eran los suyos y era también su habitación, Daniel no entendía nada.

Sin dejarle tiempo para reaccionar, Goril-ón le ordenó con voz poderosa:

- Vamos muchacho, tenemos una nueva misión; un comando de Al-go Queda intenta sabotear "la Cumbre de Antequera".

- No olvides tu escudo antibalístico y coge también el nuevo "Famas", tiene un modo de disparo con velocidad tres veces superior a la del Ak-47 y será un buen lugar para probarlo.

Daniel, sin entender demasiado se pertrechó debidamente mientras pensaba en el desayuno que le esperaba y que probablemente no podría ni probar, dadas las circunstancias. A hurtadillas, escondió un paquete de galletas Príncipe en uno de los bolsillos de su uniforme de camuflaje... que no recordaba haberse colocado.

Armado hasta los dientes como un GIJOE (siempre le habían gustado esos muñequitos…hasta que pareció convertirse en uno de ellos) se deslizó hacia el piso de abajo, tratando de no ser visto; tras él… Goril-ón. Entre terroríficos y amenazantes gritos de su señora madre provenientes de la cocina, consiguieron alcanzar la puerta trasera de la casa. Daniel, casi se cae de espaldas cuando pudo ver en la puerta de su garaje un tanque de combate y un SEAT Ibiza aparcados.

- Bien - dijo Goril-ón – Daniel, ha llegado el momento de que te explique qué esta ocurriendo y cuál va a ser nuestro plan de actuación-. El chaval andaba algo distraído viendo su recién estrenado cuerpo musculoso y cuando cayó en la cuenta, Goril-ón llevaba ya un buen rato divagando; tratando de hacerle feed back, Daniel dijo:

– ¿Me decías que el precio del pollo se ha puesto por las nubes, no es así?

– Daniel ¿qué coño dices? Te estaba hablando de cómo el temible comando Al-go Queda no sólo no se ha extinguido sino que, ha aumentado en recursos, planea sabotear la cumbre que tendrá lugar en Antequera. Tenemos que alertar a los asistentes y ponerlos a salvo…eh ¿qué haces? - Mientras Goril-ón soltaba su parrafada al estilo Capitán Planeta, Daniel había aprovechado el momento para sacar las galletas Príncipe de su mochila.
– Mmfmiruaaaa - dijo escupiendo pedacitos de galleta – No sé qué va a pasar en Antequera, ni sé qué coñes hacías tú en mi armario pisoteándome la ropa recién planchada y tampoco de donde ha salido esto en lo que me he convertido, lo que sé es que estoy muerto de hambre, porque me has sacado a rastras de mi casa sin haber probado bocado y…

- ¡Baaaaaastaaaaaaaaaa! A ver si me explico, niñato: la vida de mucha gente está en juego además de otras muchas cosas que ya irás viendo. No es momento para hacer tonterías. He dividido el mapa de Antequera en dos de forma sencilla: Norte y Sur. Tú te vas por el Norte y yo iré por el sur; nuestra misión es buscar a los asistentes a la cumbre y ponerlos a salvo. Está prevista la cumbre para mañana 30 de octubre a las 14:00, es decir, dentro de 29 horas. Para poder llevar a cabo la misión, contamos con estas armas, dos “walkie-talkies” de plástico, todo lo que llevamos colgado y dos vehículos; cógete el SEAT Ibiza, porque visto lo visto, no sé qué puedes llegar a hacer si te dejo el tanque de combate y ¡vete de aquí cagando leches!

El nuevo super Daniel miró fijamente el paquete de galletas y en un gesto desafiante dijo a Goril-ón:

- Ok colega, pillo el Ibiza y tiro millas hacia la zona norte de Antequera, pero antes me como la última galleta. ¿Quieres una?

El rostro de Goril-ón era todo un poema, empezaba a cabrearse y le salía humo por las orejas. La vena que le recorría la frente de norte a sur comenzaba a ponerse gorda, morada y reventona. Daniel se percató enseguida que su nuevo amigo hablaba en serio y que aquello no se trataba de una broma. Así que decidió tragar la pelota de galleta que tenía en la boca y dirigirse hacia el Ibiza para tomar rumbo a Antequera-norte.

Intentando asumir todavía lo que le estaba ocurriendo, abrió la puerta del coche e hizo el intento de subir en él. Su cuerpo de "increible Hulk" había crecido demasiado para entrar holgadamente en aquel vehículo. A duras penas consiguió sentarse frente al volante. Le costaba moverse. Se sentía como una ballena metida en una bañera doméstica.

- ¡¡ Danieeeeeeeeeeeel !! ¡ me voy a cagar en la leche que mamaste, joío niño! ¿encima te atreves a salir de casa sin desayunar? – dijo su madre saliendo al porche con la escoba en la mano y el ceño fruncido. Al encontrarse con el tanque, y algo parecido a la Masa dentro del Ibiza de su hijo le entró un ataque de pánico, comenzó a chillar: Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrrggggggggggggg, ¿quiénes sois vosotros? ¿dónde está mi hijo? ¿qué habéis hecho con mi hijoooooooooooooo? – al tiempo que alzaba el palo de la escoba y golpeaba fuerte pero inútilmente contra el tanque.

- Tranquila mamá, no llores - dijo Daniel.

- ¿Mamá? ¿Mamá? No me llames mamá, maldito cabrón sin escrúpulos – gritó su madre dirigiéndose ahora a lo que a ella le parecía un mastodonte humano. – Devolvedme a mi hijo, malditooooooooooos... hijos de putaaaaaaaaaaaaaa...

Goril-ón gritó a Daniel por el walky:

- Andando, niñato, o tu madre al final nos hará abortar la misión. Porque no tengo tiempo, si no, la reclutaba en mi batallón antiterrorista... Por San Lucas de Macabeo, que genio tié sta mujé...

- ¡Ja! No lo sabes tú bien... – dijo Daniel arrancando el coche y saliendo chirriando detrás del tanque.

(30 de octubre, 12:32 h.)

Daniel se acercaba cada vez más a Antequera pero el desconocimiento del terreno lo tenía algo desorientado, a unos cien metros vio una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, se paró y preguntó:

- ¿Antequera?

El guardia civil lo miró de arriba a abajo y sin tapujos le respondió :

- Ante era Drag-queen pero saqué las oposiciones y ya me ves, aquí controlando el tráfico rodado. Ahora circule y no haga más preguntas estúpidas...

Daniel arrancó su Seat y aturdido por la respuesta siguió su camino, sabía que tenían poco tiempo para salvar la cumbre de Antequera. Goril-ón seguro que ya habría encontrado a la mitad de los asistentes a la cumbre. El hambre le dio un aviso por lo que paró en un área de servicio, entró en el restaurante y se pidió un bocadillo de tortilla de garbanzos. De repente algo hizo que se llevara la mano a su revólver, un tipo tartamudo y aire de intelectual estaba sentado a su lado tomándose un café solo, me refiero al café pues él iba acompañado de una chica bizca con una verruga en la nariz, llevaba en la mano unos papeles garabateados, alargó la vista y pudo leer lo siguiente:

" oh, oh, arco-iris
oh, oh, mariposas
que bello amanecer
oliendo a rosas "

Automáticamente, se atragantó. Daniel sabía que esa poesía podía hundir la cumbre de Antequera.

Esta pareja tan peculiar pagó la cuenta y salieron del restaurante. Daniel les siguió.

Igual decidió seguirles, seguro que estos dos le guiarían a Antequera. La poesía le resonaba en la cabeza, martilleaba constantemente. Esos malditos serían capaces de todo, incluso de atronar las ilustradas mentes de los asistentes a la cumbre con todo tipo poesía barata, no podía ser, no lo consentiría... Sumido en estos pensamientos, no se dio cuenta que trataba de salir del restaurante sin pagar la cuenta, a lo que el cocinero y jefe del lugar salió escopeteado con un cuchillo de carnicero detrás de él. Mientras Daniel era perseguido por el cocinero:

- Maldito sanguijuela, ven aquí y págame, o te mato, te juro que te mato. – gritaba el cocinero asombrosamente obeso pero sin perder el aliento mientras corría tras Daniel.

- ¿Es que no lo entiende? Estoy de misión especial para salvar la cumbre de Antequera de comando terrorista Al-go Queda, y aún no he cobrao la paga que me da mi madre...

De la carrera salió ileso, con una agilidad extraordinaria para su cuerpo voluptuoso se metió en el Ibiza, dejando tras de sí una estela de arena que envolvió al pobre cocinero que se quedó renegando, acordándose de muchos de la familia de Daniel.

Pero claro, ya era demasiado tarde, los sospechosos habían ‘tirado millas’, como él decía, y ya habían desaparecido en el horizonte. Sin embargo, al menos ahora sabía qué dirección coger.

Cogió la misma carretera, al tiempo que trataba de acallar el poema, divisó a lo lejos un cartel de carretera. Fijó su vista, afinó su supermirada ultravisionaria, y así pudo divisar las palabras "a Antequera". Su humor se disolvió cuando se dio cuenta que sobre esas palabras aparecía inscrito de nuevo el maldito poema que anunciaba el caos en la cumbre. Pero ya estaba cerca...

Tan cerca, tan cerca que casi se da justo con el cartel, “Welcome to Antequera”.

- ¡Otia! – exclamó -, pero si yo creía que esto no lo conocía nadie y ahora resulta que te dan la bienvenida hasta en inglés. ¡Hay que joerse estos andaluces están en todo!

Justo a la derecha del cartel - y no era por ideales políticos- estaba Goril-ón con cara de pocos amigos, junto a él varias personas que charlaban nerviosos...

Goril-ón había encontrado a algunos de los asistentes de la cumbre de Antequera, que se agrupaban tras la enorme espalda del comandante. Ahora sólo faltaba encontrar a la pareja rara del restaurante de la gasolinera pero...

continuará... en noviembre...