El tiempo puede pasar muy lentamente por las noches; el espacio puede verse reducido a sólo el que uno ocupa. Esa es la sensación que tengo desde aquella ocasión en la que morí y tuve que volver a la vida para agonizar eternamente. Mis cicatrices se han tornado en llagas; mis aspiraciones en tormentos; todos mis sueños, pesadillas. La grieta en mi cabeza deja escapar sus pensamientos, desde los más conscientes hasta los que uno pensaría que no fueron originados ahí dentro. Cada noche, al mirarla al espejo, puedo notar su amplitud; la distancia que tiene desde el párpado superior derecho hasta el comienzo de mi frente –aproximadamente cinco o seis centímetros-. La sutura que sujetaba mi oreja ha supurado su asqueroso líquido amarillento, como si haya formado una pústula –algo natural en este cuerpo pútrido-. En mi cama sólo quedan restos de piel y de todos los vellos del cuerpo; todos mis recuerdos se van evaporando cual alcohol al frotarse contra una herida. Quisiera dejar de existir y vivir dentro de este cuerpo… pero me pregunto todas las noches: ¿Soy este cuerpo, este montón de huesos y carne putrefacta? Diría que sí, pero ¿qué pasó conmigo? ¿Cuándo pasé a ser un cuerpo sin vida? ¿Cuán vivo puede alguien estar si sigue siendo consciente? ¿Qué es lo que soy?

Todas las sensaciones se han esfumado, ya no siento más. Mis manos no se sienten para nada, ni el frío del calor distingo. Mis ojos ven, pero no se excitan con los matices de los colores, las formas, las dimensiones de los cuerpos. Mi lengua no siente ni reacciona ante nada; ni siquiera mi cuerpo me pide alimentos. Mis oídos sólo perciben las vibraciones de los objetos, pero no estimula, anima mi ser. Mi nariz es un caso más especial: se huele a sí misma. No puedo llamarlos sentidos como los eran cuando estaba vivo. Ahora es… diferente, algo ha cambiado. Es como si no tuviese algo que procesara mis percepciones, pero lo más extraño es que soy reflexivo respecto de ese hecho. ¿Me ha abandonado mi mente? Y si lo hizo, ¿qué o quién hace las preguntas ahora? Es realmente agobiante mi situación existencial. No puedo encontrar razón alguna de mí mismo. Es como si fuese una existencia completamente nueva, como una anormalidad de la naturaleza. ¡Eso debo ser! Anormalidad, anomalía. De ser así, ¿qué hacer? Ciertamente, no podría acabar con mi vida, pues no estoy biológicamente vivo. Luego, no hay manera de vivir entre los vivos, pues causaría un alboroto entre ellos. El aislamiento es mi mejor opción por ahora.