UNA NAVIDAD DIFERENTE…

Algunos dicen que :
Adornar las casas, el árbol, los villancicos y otras manifestaciones que muchos realizamos en estos días, son totalmente paganas, que los cristianos no debemos hacerlo. Y créanme que me he cuestionado muchas veces en creer lo que dicen y dejar mi casa sin adornos, sin música, sin árbol. Tal vez tengan razón. Y esta Navidad vinieron a mí con más fuerza las palabras de esas personas, porque es una Navidad diferente…

Como familia, los que nos conocen, saben lo unidos que somos. Claro, como toda familia con una que otra diferencia, pero… ¿quién no? Sin embargo, el Amor que nos rodea y abraza más el amor que con fuerza nace desde nuestro corazón, siempre nos ha mantenido unidos, felices y atentos ante cualquier situación.

Esta Navidad, mi flaco acostumbrado a celebrar con Ximena, Jose y amigos… se ha visto “obligado” a estar en una cama que, aunque es en un lugar como Jose le dice, de cinco estrellas, no deja de ser una clínica y esto nos provoca a los cuatro que estamos en SU casa (porque siempre ha sido también su casa, jamás ha venido de visita) un desgano, una letanía, una sensación de ausencia marcada… tal vez, porque al pensar en mi hermano, lo imaginamos dormido, descansado después de arduas horas de ejercicio que aunque sabemos son importantes y él colabora mucho en ello, le resta tiempo para disfrutar empapado del cariño que le rodea, Ximena y Jose más el nuestro que estando lejos no nos sentimos ausentes y él lo sabe.

Nuestras noches, nuestros días, cada minuto es hoy diferente. Todo cambió el 13 de Septiembre…
Vivíamos de manera confiada, sin pensar que “algo” pudiera cambiar ese dormir y despertar de cada día, ese caminar por la vida, sabiendo y creyendo en nuestra fe, en la bendición Divina, como seguramente muchos de ustedes lo hacen, porque es – diríamos – el “normal de vivir de la gente”, pensando que nada puede alterar nuestro camino, a otros sí, lo vemos de lejos… pero eso es a otros… Nosotros vivimos y confiamos en Dios – otros viven y confían en sí mismos o en… bueno, cada cual tiene su creencia y en ella nos afirmamos para vivir y seguir adelante.

Pero la vida nos demostró que no hay seguridad. Hay camino que parece recto y firme, pero en él se puede también llegar a peligros, a pruebas, a dolor. Y no es que nuestra fe nos abandona, que se debilita o que el “otro lado” es más fuerte. Sencillamente es que la vida es una rueda… gira, gira y vuelve a girar, y a veces podemos estar en lo alto, disfrutando, ganando, sonriendo, liderando… Pero otras, roza el suelo sacando “chispas” de tal manera que hiere el alma. Nadie tiene seguridad en el camino. Nadie. O ninguno debería “confiarse” del camino, de cómo apoyamos el pie y damos el paso…
Yo soy persona de fe y mucha fe en Aquél nació en una fecha que recordamos hoy, sea hoy o en Abril como muchos dicen, la verdad no me importa. Creo en Él.

Y porque creo en Él, ese día 13 de septiembre, elevé una oración con mi alma totalmente entregada a él, en una súplica humilde, pues sé que tengo errores, reconozco mi carácter, sé que a veces camino ciega, sorda y hablo más o demás... y callo cuando debo hablar, lo sé. Pero también sé que Él me conoce desde siempre y aún así me escucha, entiende y de alguna manera responde porque me acepta, sencillamente me acepta.

Ese día totalmente confiados en él, no le pedimos que sanara a mi hermano, no le pedimos lo que el corazón gritaba y el alma sollozaba… ¡¡sanidad, queremos sanidad para mi hermano!! Si no, lo entregamos totalmente a Él, le devolvimos mi hermano a quien por fe, sabemos le dio un día aliento de vida, sintiendo que nuestros corazones humanamente se partían en mil pedazos porque por fe también sabíamos que Él podía llevárselo. Pero ahí estábamos mis padres, mi hermana y yo con todo el Amor a mi hermano que en nuestro ser puedan imaginar y aún más… dejando todo en las manos de Dios, confiados que él entrega la sabiduría a los médicos y que ellos sabrían realizar su trabajo de la mejor manera. Pero la respuesta la esperábamos en Dios.

Entonces, cuando Fabián ingresó a la clínica en estado muy grave y los médicos dijeron que debían ver si lograba sobrevivir una hora… ¡¡una hora!! Y que las probabilidades de vida eran 30% entonces… Nuestra fe estuvo en el límite de creer, confiar y sentirnos seguros. En ese momento la mente se nubla, los pensamientos de manera turbulenta vienen a la mente y se vienen imágenes de mi hermano siendo pequeño, su sonrisa, su molestia, sus consejos, su fiel compañía y entrega por y hacia nosotros, sus pasos firmes llegando a casa, su cuidado extremo a sus dos hermanas, el sufrimiento de Ximena y Jose.

Estando en la clínica un mensaje de una amiga en el celular de Fabián, Andrea hizo que el contacto con muchos de ustedes se realizara. Dios hasta en eso estuvo presente, ella fue el “puente” de inicio de esta hermosa y fructífera Cadena de Oración por mi hermano. Luego la página en facebook ha sido el nido de amistad fiel y verdadera que hoy Fabián conoce y agradece.

Sé que Dios es quien está dando oportunidades y digo “oportunidades” en plural, porque mi corazón siente que no es solamente a Fabián a quien la vida le está abriendo la puerta en hacer tal vez algunos cambios, especialmente ahora que debe medicarse… si no que a todos de una u otra manera “algo” nos está indicando y creo que es tarea de cada uno de nosotros descubrir que es. Como al inicio dije… Nadie tiene seguridad en el camino, aunque tengamos una vida de fe, a veces ésta se pone a prueba y lo hace donde más nos duele y cuesta mantenerla, porque a veces, la respuesta no es la que nuestro corazón desea…
Creo en un Dios que es fiel, amoroso y digan lo que digan… justo.

¿Qué nosotros tenemos inteligencia y propia “fuerza” interior? Sí, es verdad, pero desgraciadamente si nos apoyamos en nuestra propia fuerza e inteligencia, en ese “YO” interno… bueno, ahí tenemos los problemas mundiales, ecológicos, raciales, políticos, de trabajo, familiares y hasta personales. No somos capaces de ayudarnos los unos con los otros… nos acostumbramos a mirar de lejos… a escuchar las quejas pero no hacernos parte de ellas… a sentir que somos autovalentes por completo y que manejamos nuestra vida bien. Y ahí estamos… muchas veces encerrados y sin ver con claridad que hacer para verdaderamente sentirnos mejor y hacer sentir al otro mejor. Y los años pasan… la rueda sigue girando…

Anoche, víspera de Navidad Fabián nos llamó y su conversación fue fluída pero su tono de voz cansado. Sus palabras antes de cortar la comunicación fueron : “Que tengan una noche tranquila”. Y estas palabras han continuado en mi cabeza todo el día de hoy. “Una noche tranquila…”

Es una Navidad diferente, una Navidad especial… ¡¡definitivamente adornamos la casa como siempre!! Porque lo hacemos con alegría, lo hacemos celebrando el nacimiento del Niño Dios, celebrando la fe que desde pequeña nuestros padres nos inculcaron, que no es una historia del pasado, que no está en un madero colgado en una muralla; Creemos en un Dios que está siempre presente, creemos en un Dios que camina junto a nosotros y nos tiende la mano en nuestra debilidad, que atiende nuestras rogativas y que nos da la paz si la respuesta no es la que deseamos pero que por fe creemos es lo mejor para nosotros; Nos da la libertad para pensar, hacer y decir lo que queramos, aunque a veces nos equivocamos… pero ahí está Él, aceptándonos y nuevamente encaminándonos. Entonces, adornamos la casa también agradecidos que Dios es con nosotros. ¡¡Definitivamente, adornamos la casa!!

Hoy, nuevamente hablamos con mi flaquito y di lectura a los saludos que en en la página de facebook sus amigos y amigas le dejaron. Lo escuché feliz, él muy atento y en silencio, y al escuchar algunos de los mensajes sonreía. Estaba contento.

Luego me dijo . “Ya ahora, tú “tírate un paso” y diles que tuve una noche super tranquila, super diferente. Diles que agradezco en el alma el cariño que he sentido de todos y que solo echo de menos el cola de mono, que les deseo a todos una linda Navidad”. Después de sonreír, se despidió.

Así, puedo decir que el deseo de mi hermano, se ha hecho realidad. Hemos tenido una noche tranquila. Porque en nuestro corazón llevamos la fe en Aquél Niño Dios que simbólicamente recordamos nace en una noche especial, para hacer todas las cosas nuevas, para darnos luz en medio de las tinieblas, para encaminarnos en la mejor vereda y darnos la oportunidad de no parecer, si no ser y hacer mejor las cosas, para unirnos y ser agradecidos “esté donde esté la rueda”.

Nuestra gratitud es con Dios, los profesionales que día a día dan lo mejor de si ayudando a mi hermano; A Ximena, Jose y en ellas a sus familiares que se desviven por el bienestar de Fabián. A todos los que conforman la página de facebook que con una amistad única continúan atentos al avance de su amigo y al mismo Fabián, mi amado hermano que con esfuerzo y mucho entusiasmo se entrega por completo a las terapias y ejercicios que ya está viendo buenos resultados. A todas las personas, familiares y conocidos que se mantienen en contacto y no han bajado su voz en oración, mil gracias a nombre de mi hermano, padres, hermana y el mío propio. Dios les bendiga a todos en todo.

Mi deseo y el de mis padres y hermana es estar junto a mi hermano, pero es imposible por ahora. Eso tal vez nos podría haber inquietado un poco… pero en cada conversación, en cada tarjeta de saludo, en cada momento sabemos Fabián nos siente ahí, al ladito de él, nos lo ha dicho.Y eso sólo se da cuando las almas sin importar el espacio, el tiempo, el lugar, están unidas. Y Fabián lo sabe. ¡Sí que lo sabe! Porque desde siempre es el menor de una familia que Dios creó,y que en el Amor se mantiene más unida que nunca,con dos nuevas integrantes, Ximena y Jose, parte ya de esta familia.

Una Navidad diferente, pero desbordante de Amor. Mahanaim