EL TRAJIN DE LAS LLAMADAS POR TELECOM

En las oficinas de la telegrafía, en la parte baja del palacio municipal de Socotá, todos los días, la gente hacía cola y en la noche hasta las nueve, para hacer una llamadita o para enviar un telegrama; esto se vivía antes de los años 90, cuando todavía no existía internet, ni había celulares, la única posibilidad que había era acudir a TELECOM, porque era el único teléfono en todo el pueblo.
Desde el campo, la gente recorría una, dos, tres o más horas para llamar. El operador, marcaba el número y la ciudad indicada, y él o ella dependiendo de quien fuera el telefonista, cuando no salía la llamada rápido a algún lugar, marcando y marcando y dándole vueltas a un aparato decía: Socha, sochita, sochita conteste por favor; o Tunja, Tunjita; o Bogotá, Bogotacito, por favor conteste, se lo ruego.
O cuando alguien llamaba de otra ciudad a alguna persona en Socotá, el telegrafista como se le conocía al operador de la oficina de TELECOM, tenía un mensajero y cuando recibía la solicitud que necesitaban a alguien, este mandaba la razón con el mensajero y a la vuelta de dos o tres horas llegaba la persona a contestar el llamado.
A manera de anécdota, para graficar la rapidez de las comunicaciones, comento lo siguiente: “La primera vez que fui a Cartagena, en una práctica de la universidad, todos los compañeros estaban afanados por comunicarse con sus familiares en la ciudad de donde eran oriundos, la mayoría eran de Tunja, yo los acompañe a que hicieran la llamada, en esa época solo habían teléfonos fijos, todos hablaron y mandaron telegramas; yo por mi parte trate de llamar y no salía la llamada porque el operador me decía que tenía que llamar a Bogotá, de ahí que marcaran a Tunja, de Tunja a Belén, de Belén a Socha y de Socha a Socotá y por consiguiente, no me pude comunicar por ese medio, entonces opte por mandar un telegrama, como para que no se notara que no tenia comunicación con mis papas y así fue, lo redacte y lo envíe y supuse que en unos ocho días, le llegaría a mi mamá el telegrama a Socotá.
En Cartagena, estuvimos ocho días y regresamos a Tunja. En Tunja, seguí estudiando y terminando el semestre que duro después del viaje como dos meses y feliz me fui a vacaciones para Socotá y ocho días después, estando en Socotá, llego el mensajero de Telecom con el telegrama y coincidencialmente yo lo recibí”.
Se suponía, que el telegrama era para avisarle que yo estaba bien y que habíamos tenido un viaje placentero, para que ella estuviera tranquila y no se preocupara”.
Y alrededor de las llamadas, en las afueras de las oficinas de Telecom, con tanta espera, se encontraban allí, todas las personas interesadas en comunicarse con sus familiares en algún lugar de Colombia y mientras se esperaba, la gente se conocía y hablaban y hablaban y entre hablar y hablar no se hacían esperar los noviazgos, que salían producto de la espera.
Ahora, los socotenses, con el auge de las telecomunicaciones, ya no hacen esa romería a las oficinas de Telecom, y ahora que tiene unas oficinas cómodas, ya nadie las utiliza, porque todos los socotenses, especialmente los del perímetro urbano tienen ahora en sus casas, un teléfono fijo y además cada integrante de la familia tiene un celular, afiliado a claro, movistar o tigo, al igual que los campesinos en sus fincas, ahora tienen un móvil y desde allí y en cualquier momento, llueva o relampaguee se pueden comunicar con sus amigos o familiares en el pueblo o con sus parientes en cualquier parte de Colombia o del mundo. Y no solo eso, con el auge de las comunicaciones quedo atrás el boqui toqui, las razones con los amigos, las cartas hechas en papel, los telegramas etc., ahora utilizan además del celular, el correo electrónico, las comunicaciones por las redes sociales, el Skype etc. Esto para comprender un poco, el avance impresionante que han tenido las comunicaciones.