Y aquí me tienen, sentado de nuevo,
bebiendo una dulce copa de vino,
no vi cuando se apagó ese fuego,
tornándose el esférico blanquecino.

El pasado pasa pacíficamente,
tiempo suficiente tiene para llegar,
ya que mi cita es con él realmente,
y a él plantado no lo puedo dejar.

Yo-Y dime, ¿A que te dedicas en verdad?
Ella- Me dedico a buscar la felicidad,
y usted Fernando ¿A que se dedica?
Yo- A hacer feliz a quien lo amerita.

A mi me gusta ayudar a la gente,
Ella - Ja ja, sí, así fue nuestra primer cita,
no sabía que tenía en la mente,
solamente era una jovencita.

Jamás pensé encontrar la felicidad,
y menos tenerla a ella en frente,
en tu ser encontré mucha sinceridad,
algo que aquí se ve muy raramente.

¿Quien diría que esa primera cita,
marcaría el inicio de lo nuestro,
que mi corazón obtendría visita,
y se quedaría allí por el resto?

Que esa cita marcaría el final,
de ese gran vacío en mi corazón,
y tu ser llegaría a la terminal,
en donde arribaba toda mi pasión.

El gran inicio de todos nuestros besos,
el inicio de nuestras cursilerias,
que yo sería la razón de tus versos,
que en un futuro tú escribirías.

Nuestras salidas al cine y a cenar,
el gran intercambio de tantos secretos,
las llamadas telefónicas sin parar,
y para vernos todos nuestros pretextos.

Y la vez que te presenté a mis padres,
cuando platicábamos en mi casa,
y cuando conociste a tus compadres,
cuando te me entregaste con confianza.

Y cuando me propusiste matrimonio,
cuando juntos luchamos por la familia,
y como cosa de Dios o del demonio,
una nostalgia que no se reconcilia.

La nostalgia de verlos crecer e irse,
y al final quedamos solo tú y yo,
en parte feliz pero en parte triste,
hijo que se nos dio luego se nos quitó.

Fernando, por favor prométeme algo,
que siempre estaré muy muy dentro de ti,
y debido a que casi ya no salgo,
que los dos iremos en el mes de abril.

Al lugar de nuestra bella primer cita,
bajo la luz de la luna y estrellas,
nos sentaremos en la misma mesita,
con las sillas de corazones tan bellas.

Espero el lugar siga igual aún,
recuerdo me dedicaste una canción,
y descubrimos tantas cosas en común,
y recuerdo el latir de mi corazón.

Luego nos fuimos a la fuente del jardín,
un beso selló nuestro profundo amor,
y mi corazón no paraba de latir,
llévame de nuevo en abril por favor.

Yo - Y hoy cumplo con mi cita con el pasado,
recordando de la cita la emoción,
y aunque del mundo te hayas marchado,
te he traído aquí, en mi corazón.