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Dedicado al ilustre creador de pinceladas:
Juan Ignacio Arias Ayala


Las posadas, fiestas católicas, que se celebran del 16 al 24 de diciembre. En la actualidad coinciden con las vacaciones de invierno tanto en las escuelas como en los diferentes trabajos. La posada tradicional en muchos casos según un cínico amigo mío ha sido convertida por Lucifer, Señor de las Tinieblas y amigo de los pecadores, en un agasajo a los sentidos, con música, baile, excesos, ligues y toda clase de desordenes.

En México, la posada religiosa incluye actividades típicas, como la precesión que simula el peregrinar que realizaron José y su esposa María desde la ciudad de Nazaret hasta Belén, nueve días antes de que la Virgen diera luz al niño Jesús en un establo.
En un principio se solían utilizar faroles fuera de los hogares, los cuales darían la bienvenida a los peregrinos, y con el paso del tiempo se han reemplazado con luces de colores.
Se acostumbraba celebrar las posadas en las eucaristías durante nueve noches consecutivas y se brindaba alimento y bebidas a todo aquel que acudía a los hogares que celebraban este evento.
Primero es el recorrido, al terminar éste los invitados se dividen en dos grupos, uno pide posada fuera de la casa y los Santos Peregrinos son los que guían a los que los acompañan para entonar las canciones de la letanía. El segundo grupo dentro de la casa se encargará de responder al llamado y cantará de igual forma como señal de recibimiento; antes, al terminar esta parte, se rezaba un rosario, ahora no es tan común hacerlo.
Enseguida, se rompe la piñata que debe estar llena de frutas, y para terminar, se sirve ponche o atole, tamales y buñuelos.
No obstante, los platillos dependen de las posibilidades y los gustos de cada familia; generalmente, se sigue la fiesta con música y bebidas alcohólicas.

Un poco de historia
El antecedente de las posadas fueron las misas de aguinaldo que pidió fray Diego de Soria, prior del convento de San Agustín Acolman, en el actual Estado de México, al Papa Sixto V, en 1578. Su intención era recordar la peregrinación de José y María, además de continuar la labor de evangelización de los indígenas de la Nueva España.
A finales del siglo XVI, las monjas concepcionistas retomaron los nueve días previos a la Navidad con la celebración de rosarios y organizaban fiestas con villancicos y comida para los niños indígenas.
Después, la tradición se pasó a las calles, pues todo el pueblo participaba en el festejo. Ya en el siglo XIX, las posadas se comenzaron a realizar de manera familiar, es decir, dentro de las casas con amigos y vecinos cercanos.
En el siglo XX, se sustituyeron los faroles con foquitos eléctricos de colores y los cohetes por luces de bengala; las canastas de palma o cartoncillo, con colación que se entregaban a los invitados, cambiaron por bolsas de plástico con motivos navideños llenos de dulces.

Fiestas decembrinas en el norte de México
La Comarca Lagunera, situada en el centro del norte de México es una estepa, que aunque regada por dos ríos, los cauces de los mismos están secos debido a dos presas que almacenan su agua. La sequedad desértica, el sol abrazador y unas variaciones de temperatura capaces de hacer oscilar el termómetro en más de 25 grados centígrados en un mismo día, son algunas de las inclemencias de este sitio. En este lugar florecen en medio del desierto tres ciudades —Torreón del estado de Coahuila, Gómez Palacio y Ciudad Lerdo, ambas del estado de Durango—, que sobreviven las sequias, las lluvias torrenciales que de repente se presentan, y desde luego, las tolvaneras, tormentas de un polvo tan fino que no hay puerta ni ventana que logre impedir el acceso al interior de las casas; en la época de frío existen cambios bruscos en este paraje.
Es diciembre del año del Señor 2014, las tres ciudades padecen un frio intenso, frentes fríos los llaman los científicos. Por el clima parecería que todo es triste y desolado, pero en contaste la alegría de sus habitantes es contagiosa; gente, cuyos antepasados dominaron el desierto convirtiéndolo en tierra de cultivo. Ahora en este mes hay motivos de alegría, ya que la mayoría de la población son cristianos guadalupanos y su creencia en la capacidad intermediaria de la Virgen con Dios, está muy por encima de la duda; es un caso de aplicación para la comprensión de la fe, que alimenta la esperanza de quienes padecen penas, tristezas o dolor humano; anima a deudores, enfermos, familiares de los mismos y hasta fortalece el ruego por los difuntos. El aniversario de la Señora de Guadalupe, la Morenita, adorada por los vecinos, es el día doce de diciembre. Desde el primer día de diciembre las calles que llevan a la Parroquia de nuestra Señora de Guadalupe, localizada en la ciudad más grande, se llenan de fieles, son las peregrinaciones, los creyentes agradecidos van a visitar a la Señora dándole las gracias por los favores recibidos, pero más que nada por el profundo amor que le tienen. La fe está en las calles de las tres ciudades.
A pesar de las inclemencias del clima en el mes de diciembre, éste, es esperado con ansias, ya que después de la fiesta de la Señora Guadalupe, vienen las posadas desde el día 16. Las posadas son inconfundibles por su característico canto, dramático primero y gozoso después, y culminan con el rompimiento de la piñata navideña de siete picos, que simbolizan los siete pecados capitales. La piñata debe ser hecha con ollas de barro, que representan al demonio, el cuál es hecho pedazos, dejando entonces caer la gracia divina materializada en frutas, dulces y colaciones, con la alegría de los niños que se pelean por el despojo de la piñata. La última posada, el día 24, preludio del nacimiento del Niño Dios a las doce de la noche, y la celebración de la Misa de Gallo en todas las iglesias de la región.
Parecería que sólo los católicos disfrutan estas celebraciones, por fortuna no es así, las tres ciudades norteñas se caracterizan por su tolerancia a la creencia de todas las gentes, todos son hermanos, los cristianos de todas las denominaciones, hacen suya esta hermosa fiesta de alegría para conmemorar el nacimiento de nuestro Salvador. Pero, incluso los que no son cristianos, también descansan y reflexionan pues es tiempo de vacaciones.
Para todos los niños es una ilusión la época navideña, con los nacimientos, el árbol de navidad, el adorno de muchas fachadas de las casas con foquitos multicolores, las posadas, las golosinas y los regalos que trae el Niño Dios.
En el mes de diciembre se olvidan las dietas, pues la comida es deliciosa. Las tradicionales fritadas, que es un guisado hecho a base de tripas de cabrito y especias que se consume acompañado generalmente con tortillas de harina. También los tamales de chile rojo, verde, rajas, rellenos con carnitas, dulce, frijoles, y chicharrón son muy populares en esta región. El pan de pulque —preparado con la popular bebida azteca—, los buñuelos con azúcar y canela, el champurrado, las migas norteñas, las gorditas de maíz o trigo rellenas de frijoles, carne, chicharrón, papas, etc. Y específicamente en la época navideña: los romeritos, dulces de nuez, los burritos —tacos hechos con tortilla de harina—, y qué decir de la cena navideña: pavo —guajolote para los mexicanos—, o pierna de cerdo, o bacalao, o bien una cena típicamente norteña: carne asada, chicharrón en salsa verde, ensalada de nopales, y sin faltar los frijoles charros. En fin, tantas cosas tan sabrosas que dan al traste con las dietas para reducir de peso. Después, a base de hambre y ejercicios se quitarán los molestos kilos que se adquirieron en esas fechas.


Texto agregado el 19-12-2014, y leído por 343 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
21-12-2014 1. Leí antes el texto de Terriloky “Fiestas en Invierno” y no me queda más que decir que ambos son ensayos bien documentados e hilvanados. Muchas de estas costumbres se conservan en nuestra América hispana y dudo que se pierdan porque siempre habrá un miembro en cada familia que rescate las tradiciones. ¡Nunca oí de una piñata con futas! ¿Y qué, no se dañan con los palazos? Muy buena información y ¿sabes?, lo más hermoso es creer en algo. SOFIAMA
21-12-2014 2. Eso mantiene las esperanzas intactas y el espíritu vivo. No tiene el ser humano por qué creer en una sola cosa o ente, yo creo en Jesucristo, pero también soy feliz con mis creencias de hadas y duendes. Creo que cada quien es feliz a su modo y que el amor comienza por respetar las creencias de los demás. Interesante tu texto y me fascina tu limpia y pulida redacción. Un re abrazo, amigo. SOFIAMA
19-12-2014 Un texto muy ameno e interesante,ya que aprendí sobre las tradiciones navideñas y las costumbres mejicanas en esta época de fiestas.UN ABRAZO. gafer
19-12-2014 Sabes, mi mayor frustración de niño fue: que nunca rompí una piñata. Un abrazo. Terryloki
19-12-2014 Ahhh... mira que acabo de cenar, sino hubiera sido un tormento chino con lo prolijo de tu texto en cuanto a cosas deliciosas... mmmm . Cinco aullidos rompiendo la piñata yar
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