Jamás lo sabrá el suspiro ni la mano caprichosa, ni el sexo satisfecho. Lo sabe el cordero y el pájaro desalado, lo sabe el tintero, y el cielo nublado. Pero jamás lo sabrá el lobo ni la mujer sin credo ni la mujer que anhelo ni la mujer que el cuerpo ha entregado al extranjero.
Texto agregado el 31-08-2004, y leído por 153 visitantes. (0 votos)