LA LIVIANDAD NO ES UN DRAMA


La liviandad de aquella dama llenaba de drama y de intereses.
Aquella docena de platanos.
Desde su aura azul aquella mujer miraba la fruta.
Se acordaba de su sabor de su gusto, incluso de las calorias.
Sentia necesidad de volver a saborear a quella deliciosa fruta.
Mas ahora podria comerse un camiòn de plàtanos, que no estropearian
su figura, ahora ella era liviana eterea, sin cuerpo ni forma definida.
No pesaba ni un gramo, no era siquiera materia.
Solo un espectro goloso que queria comer fruta, y no podia siquiera
cogerla, son los paradigma de la existencia.
Ayer podia comer fruta y esta sumarian calorias a su ingesta metabòlica.
Hoy no podia probarla, y si puediera hacerlo no sumaria ni un àtomo de masa.