ROMANCE DE MARIA Y JOSE
La Ciudad de Jerusalén había amanecido bajo el influjo de un maravilloso día, miles de personas de todas partes del mundo celebrarían las navidades en la provinciana y conservadora Jerusalén; las calles estaban impregnadas con el espíritu de la navidad y decoradas con adornos y luces de una belleza inusual. A pesar de la mezcla de religiones que allí existe y de los tiempos difíciles, las familias en estos días dejan a un lado sus credos y diferencias para celebrar el gran acontecimiento del nacimiento de Jesús de Nazaret.
Yaneth estaba como una turista más disfrutando de esas fechas navideñas que habían marcado pauta en todo el mundo; para ella Jerusalén es un centro histórico, donde cada año para estas fechas nos viene a la mente la magia del pasado en el presente. Ese mismo y maravilloso día Yaneth fue de visita al Santuario del libro del museo de Israel donde están los manuscritos del mar muerto; estaba de salida del santuario cuando una de las visitantes le obsequió un hermoso libro con la caratula de letras doradas que decía: Romance de María y José; Yaneth se sorprendió porque nunca había oído hablar del romance de María y José, cuando fue a preguntarle acerca de ese libro la joven había desaparecido dentro de la multitud de personas que se encontraban allí en esos actuales momentos.
Pasadas las horas Yaneth fue al lugar donde se alojaba, se ducho y tomó el libro en sus manos y sus ojos empezaron a pasearse por las letras, que estaba encabezado de la siguiente manera:
María había despertado bajo la placida claridad que precede a la aurora, la mañana se mostraba como con un maravilloso encanto, ese día María necesitaba ir de compras y el día se prestaba para ello, tomó su desayuno y salió, caminaba por una de las callejuelas cuando repentinamente le llamó la atención una carpintería donde habían obras bellamente talladas; entró y su dueño la atendió y amablemente le preguntó que qué deseaba, pero repentinamente se miraron y hubo como una gran fuerza magnética de atracción entre los dos, como que se hubiesen atraído con el corazón, María compró algunas pequeñas obras de decoración y entablaron una amena conversación acerca de los nuevos mercaderes que estaban llegando a Jerusalén, al terminar su conversación y ya cuando María iba de salida , él le dijo: ¡,joven! me llamó José y ella le contestó y yo María, hasta pronto.
María y José siguieron frecuentándose y entre ellos fue surgiendo un amor discreto e invisible con una energía infinitamente sutil, se abrazaban con el alma, sus miradas iban más allá de lo físico.
Pasados los meses José y María se comprometieron, sus padres habían dado el consentimiento ya que José era un y buen hombre con excelsos valores y venía del linaje del Rey David.
Cuando María y José se fueron a darse su primer beso hubo una descomposición del tiempo y se formó un bello arcoíris, según sus creencias un arcoíris simboliza buenos augurios, se besaron e hicieron el pacto de amor eterno.
En uno de esos días que María dormía en brazos del sueño y la serenidad de la noche, se le apareció la silueta del Ángel Gabriel, envuelto en una brillante luz, su cuerpo era luminoso y de su frente salía un rayo de luz dorada que iluminó toda la habitación, y como con voz de viento le susurro: ¡María!, en tu cuerpo va germinar la semilla de luz del Amor Divino, y le dijo: no temas, darás a luz un niño y le pondrás como nombre “Jesús” y añadió: Este será grande y se llamará el hijo del altísimo y reinará para siempre, y de su reino no habrá fin, María en esos momentos aspiro y el Ángel se desvaneció. María no comentó nada a nadie de ese fenómeno inusual.
María viajó por unos días a casa de su prima Elisabeth, cuando regreso su vientre estaba empezando a engrandecer y ella no hallaba como explicarle a José este maravilloso acontecimiento, pero pasó algo sorprendente José en sueños también fue visitado por el Ángel y le dijo: no temas tomar a María por esposa lo que ha sido engendrado en ella es por el Espíritu santo; cuando José despertó sus dudas fueron despejadas.
José y María se casaron.
Cuando el niño Jesús nació hubo un gran esplendor en el Universo con una gran explosión de amor y derroche de luz y fuerza por todas partes.
FIN
Por: Maite Katiuska Moreno
14-12-2014
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