Método Stevenson

-Estimados espectadores, hoy va a ser un día muy especial en sus vidas. Van a conocer el “Método Stevenson de salud espiritual”.

Un teatro colmado de seres desesperanzados en busca de la paz que contenga sus angustias. De pie, frente al auditorio, el mismísimo Licenciado Jean Claude Stevenson, de impecable traje negro, un moño multicolor con una escenografía puesta en una pantalla gigante que lo mostraba a él mismo.

Mayoritariamente ancianos, el público lo recibió con un discreto aplauso que agradeció con displicencia. Era su última función de las cuatro programadas para ese día que dejaba ver el cansancio por la faena.

Micrófono en mano, se desplazaba con desparpajo de un lado a otro del escenario moviendo su cabeza en tono de negación, cabizbajo sabiendo de antemano lo que iba a decir.

-¡Tú, el de los ojos tristes!-

Ninguno de los presentes emitió palabra alguna, tampoco se sorprendieron.

-¡Tu, el de la cejas arqueadas!

Un murmullo comenzó a generalizarse en la sala.

-¡Tu, el de la mirada baja!

En la pantalla gigante, la figura de Stevenson, con ojos tristes, cejas arqueadas y la mirada baja.

Ni siquiera el aplauso le pudo cambiar el rostro del disertante.

OTREBLA