Dentro, como un pasadizo de nostalgias, mi alma te busca informe, sedienta en el latir de los hechizos, arrojada a ti y a tu pasado. Como un eco desgranado en lo recóndito, la carcajada de tu piel cede inmune a mi pedido, maleable, pura, transitando las calderas que bullen con el sino. Y la noche se apodera de este laberinto embebido bajo las entrañas, plasmada con la sangre en una espiral evolutiva que gime y muere junto a tu semblante. Estoy aquí como una furiosa soledad hurgando los confines, atada al tiempo de las sombras que nacen dentro de mi espectro, para luego alejarme en ese lento parpadear de tu mirada.

Ana Cecilia.