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Inicio / Cuenteros Locales / aicos666 / SOLO DAME UN BESO: CAP6 DANIELA

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Hija de una madre inmadura, que a los catorce años resulto embarazado y con un futuro incierto, Daniela comprendió desde pequeña que no hay que confiar en nadie, su joven madre que intentaba recuperar su juventud robada por los trabajos y cambios de pañales de una bebe, que tan pronto supo medio hablar y caminar, la hizo a un lado para reencontrarse con lo que perdido, como una niña caprichosa más que mejorar, empeoraba cada día y con ello una idea equivocada de la vida comenzó a forjar en la cabeza de la pequeña
Daniela fue lo único heredado de su abuela, que ante el comportamiento de hija tan pronto dio a luz la abandono a su suerte, sin considerar a su nieta.
En todos los días de Daniela, era común escuchar las malas palabras, los días sin que su madre apareciera, los malos comentarios de los demás, las peleas en la escuela tanto con sus compañeros como con sus profesores y sobre todo a las malas insinuaciones.
Para su edad ya su cuerpo parecía al de una joven adulta, a pesar de no practicar algún deporte su cuerpo estaba bien proporcionado y con atributos un poco mayores de los que tendría una adolescente promedio. A pesar de ser una niña conflictiva llego a tener aprecio por ciertas personas
La primera de ellas era una chica de dieciséis años llamada Yaneth que conoció cuando estaba en su quinto año de primaria, como ambas simpatizaron comenzaron una amistad en la que el principal motivo fue no estar solas.
Fumar, su acercamiento con el alcohol y la forma tramposa de pelear fueron lecciones que aprendió de ella
-De todos los hombres te debes cuidar, no importa la ropa que vistan siempre van por tu cuerpo- le aconsejo un día mientras fumaban en la azotea de su casa
-Pero tú tienes novio- contesto Daniela
-Sí, pero eso es por pendeja- dijo la chica después de reír por un rato
-Pero- prosiguió –el maldito no me da mi lugar, solo se divierte conmigo y yo por estúpida se lo permito
Una frase un poco ambigua para el entendimiento de Daniela
-Mira si ellos nos ven como objetos hay que devolverles el favor, así que nunca andes con alguien por algo tan estúpido como el amor, si el maldito esta feo pero tiene dinero o por lo menos tiene los pantalones para protegerte son lo único que debes pensar para estar con alguien…. O carajo bueno para ponerlo más claro no estés con un idiota como yo-
Yaneth se mudó un mes antes de que Daniela entrara a secundaria.
Durante su primer año ella a base de peleas y amenazas logro dominar a sus compañeros, apenas alguien intentaba ponérsele encontrar, buscaba la manera de hacerlo callar. Con el apoyo de algunos pandilleros por lo general sofocaba a los hombres, mientras que a las mujeres con bromas que las hacían quedar muy avergonzadas. El grado de sus acciones hizo que un gran número de compañeros desertara por no lograr soportar ese ambiente tan hostil que había creado.
Sin embargo a principios de su segundo año una niña nueva llego, era una niña delgada, bonita y con una sonrisa que le regalaba a todos. Al verla Daniela la considero su nuevo sacrificio, pero a pesar de las bromas pesadas, las humillaciones esta no mostraba reacción alguna de temor, más al contrario muchas de las veces se rio de lo que le pasaba. Esta actitud le enfado mucho que un día sin previo aviso en el pasillo la empujo. La chica con las malla rotos por la fricción con el piso durante su caída solo se levantó puso esa usual risa
-Ya te sientes mejor- le dijo
Daniela tomo esto como un reto y sin más le propino un golpe en el estómago. Su víctima cubriéndose el estómago y con las piernas flexionadas que apenas la contenían de no caer de nuevo levanto la mirada
-Creo que aun te faltaba algo de tu enojo por sacar, pero vamos a dejarlo aquí porque no creo aguantar otro golpe-dijo con una voz tan tranquila
Apenar termino la frase Daniela impacto su puño contra el rostro de la chica, y una vez en el suelo le propino dos patadas. Satisfecha porque ahora no habría forma de que se levantara, dio la vuelta y para sorpresa de los demás alumnos que no podían hacer nada más que mirar, por temor a que si ayudaban a su compañera algo malo les podría pasar, la delgada chica se lanzó contra Daniela y le regreso los golpes, durante diez minutos ambas chicas rodaron por el piso, se tomaron del pelo e intercambiaron golpes, hasta que un grupo de profesores logro separarlas
Ambas chicas con los labios rotos y manchas de sangre en la cara y ropa estaban sentadas afuera de la oficina del director.
-¿Cómo te llamas maldita perra?-dijo Daniela mientras recargaba su cabeza contra la pared
-Maite-contesto la chica
-Uh, conque carajo me golpeaste, me duele todo- dijo Daniela
-Igual que tú maldita perra, con mis manos-dijo tranquilamente Maite
Después de un momento de silencio ambas chicas empezaron a reír tan fuerte que alguien tuvo que regañarlas para que se callaran.
Una vez a dentro de la dirección a Maite solo le pidieron que lo volviera hacer esto y le pidieron que saliera, pero esta chica que se había merecido que le hicieran un monumento por su valentía, se quedó alegando con el director porque le parecía injusto que no se le castigase por el show que había montado. Ante la negativa del director de ceder a tal petición, no le quedo de otra que arrogarle el vaso de agua para hacerlo enfadar y así reconsiderar su petición
Aunque esto significaba una la expulsión para Daniela, por un giro extraño se le permitió seguir en la institución. Confusa por la actitud de Maite, de alguna manera sus ganas de busca pleito cesaron, no volvió a cruzar palabra con ella, solo cuando Maite se marchó al finalizar el curso. Este evento fue el principal detonante para que sus compañeros y maestros comenzaran actuar y como si se tratara de una guerra civil los estudiantes comenzaron a enfrentar a su pandilla. Así poco a poco estos fueron desapareciendo de escena, ya sea por un arresto o porque la indiferencia de Daniela no les parecía y otros más aunque no quisieran admitirlo pero el enfrentarse a la furia de niños de doce a catorce años fue un trago muy amargo que no quisieron repetirlo otra vez.
-¡No te vas a despedir de mí!-dijo Maite a una Daniela que intentaba esconderse detrás de una pared
-Note creas mucho- contesto, saliendo de su escondite tan obvio
-Es una lástima- suspiro Maite – el próximo año me cambio de escuela, hubiéramos sido buenas amigas, de no ser porque eres tan obstinada y no me dirigiste la palabra el resto del año
-¡tés!- fue lo único que Daniela pudo contestar
-Ten es mi numero- dijo Maite mientras le extendía un trozo de papel- no lo pierdas, y otra cosa si vas a seguir así, hazlo todo por ti misma sin ayuda de mariquitas con cuchillos y bates
Nunca se comunicaron, y a la partida de Maite la expulsión de Daniela no se hizo esperar.
Su tercer año lo curso en tres escuelas distintas siguiendo haciendo de las suyas, pero de acuerdo al consejo de la delgada chica que le hizo sentir miedo por primera vez.
Algunas de estas cosas pasaron por su mente mientras exhalaba el humo de su cigarrillo
-¡No tardes!- le grito alguien afuera del vestidor en que se encontraba
Se llevó un par de veces de nuevo el cigarro y salió del vestidor, y para su sorpresa un chico delgado dándole la espalda estaba frente a ella, por lo visto intentando escapar de alguna travesura en este lugar prohibido para los hombres. Sin embargo su silueta se le hizo familiar
-“mierda no puede ser el idiota que patee en la mañana, el muy cabrón me la habrá venido a devolver”- se dijo
Pero antes de que este pudiera correr le grito
-¡Tú de nuevo!-

Texto agregado el 11-12-2014, y leído por 57 visitantes. (0 votos)


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