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Anoche, como hace años, apareciste bajo la luna; después de tantas lunas...

Allí estabas, esperando sólo y ajeno a mi universo, al que te invité de inmediato. A cada paso, tu piel se transformaba hasta lograr el más completo ciclo de mímesis.

Te extrañó pasar desapercibido y sonreiste al descubrirlo.

Nadie te conocía pero todos me descubrieron en tus ojos, como si en cada mirada pudieran ver la secuencia de esos momentos que nos hicieron tan especiales.

Mis amigos y aquellos que no lo son tanto, se acercaban sigilosos para bendecirte, para animarme a acercarme a ti, pues según ellos eras perfecto, quedábamos tan bien juntos... En cada uno de sus susurros, mi sonrisa complice te dibujaba un beso y sumergiéndome en el reflejo de la luna ,que tus pupilas me ofrecían, me sentí tan feliz de que todos pudieran sentirte como en mis sueños, como en mis versos, como hace años cuando nos amamos por primera vez, como ayer cuando aún después de tantas lunas no dejábamos de hacerlo.

Me gustaba entre secretos, balbucear con fuerza para que pudieras oirlo, mientras confesaba que no eras un nuevo amigo, que habías sido un gran amor y que siempre te había querido.

Recuerdo nuestra primera ausencia, cuando estiramos demasiado el primer lazo que nos unía hasta casi llegar a partirlo; y sin dudarlo volaste hacia Venecia y me esperaste en el puerto.
Baje de mi barco con unas horas de cortesía como premio y nos perdimos para amarnos hasta agotar mi tiempo. Y desde mi barco lloré al perder tu silueta, mientras me alejaba abandonándote en San Marcos, mirando atrás como nunca antes lo había hecho.

Recuerdo mis visitas fugaces a tierra firme año tras año, cuando me separé de mi grupo en Granada para compartir una noche contigo; cuando en Madrid me escapé de la sala de conciertos para verte sonreir almenos por un momento, deseando que aquel café fuera eterno.

Recuerdo tu primera visita a mi pueblo, cuando aún alimentando el amor que crecía sin frenos, nos perdimos en el mar, en la luz de Huelva y en las dunas de mi desierto .

El mar, que fue testigo de nuestro primer encuentro y de cada silencio. Aun no comprendo como pudiste esperarme, como aceptaste mi vida y mis ritmos sin frenos, sin juzgarme... me aceptaste.

Me gustaba volver para reencontrarte, para ponerme a prueba una vez más, para amarte mientras podía aun sabiendo que volvería a abandonarte.

Me gusta recordarte.

Anoche, bajo la luna, en el llano del Topo, mis amigos me animaban a amarte, sin conocerte. Me sentí feliz de que todos pudieran intuir nuestras miradas, que pudieran leer nuestra historia en tus pupilas y en las mias.

Me sentí feliz de haberte amado, de amarte aún ahora como un hermano, como un amigo, como un gran amor, de cualquier forma posible.

Me sentí feliz de que el destino te hubiera traido de nuevo a mi, ahora a Tenerife, donde nuestros caminos se cruzan una vez más.

Me sentía feliz de sabernos vivos, de aceptar/nos sin medida. Conscientes de que en unos días dejaríamos atrás esta isla, que me ha regalado un año de cuentos de hadas. Conscientes de que sería de nuevo el mar testigo de un hasta pronto. Un punto y seguido que vuelva poner a prueba nuestros destinos.

Nos despedimos cuando la Luna desapareció tras las montañas y el reflejo del sol llenó de color el mar y el cielo. Nos agradecimos mutuamente aquella bonita velada que acabo con el fuego, a ritmo de swing.

Disfruta de la isla los días que te quedan, te dije. Y pusimos fin a la noche sellándola con un beso.

Texto agregado el 07-12-2014, y leído por 131 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-12-2014 Pero de follar nada... buey99
08-12-2014 Un romance lleno de encuentros y desencuentros, que lo hacen mas apasionado y deseable.Me encanto.Un Abrazo. gafer
 
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