“¿Qué entiendes tú de los deseos?”
Plantudo. Tanto que aprender.
Tanto cansancio ¿para qué? Aún estas vivo, yaces aún sobre la tierra y brotas legumbres de tu sombra. Ahora es el momento de dedicarte por entero a esto de hacerse crecer en plantita. Es el momento de sostener la realidad con tu propio cuerpo, y sostener el cuerpo con tu alma. La unificación de todo con todo. No más separación, no mas preguntas por limites o bordes. Las esquinas no generan puntos de inflexión, son más bien como guías. Busca siempre lo que no se interrumpa, lo que fluya como circulo mismo. Siendo en cada momento eso que se dobla, que se persigue a si mismo, a su completud.
Lo tangente e inigualable,
lo uno para lo otro
¿y eso que significa?
¿Algo para algo? ¿Alguien para alguien? ¿Para qué? ¿usar? ¿besar? ¿inserte verbo aquí? ¿Pero que implica el “para”? ¿Somos “para”? Y tantas más... tantas formas más... tantas preguntas más... Pero si vamos a lo concreto, ocupamos un espacio, mejor no desperdiciarlo.
Me hace feliz que eches raíces con la mirada. Niño planta, que construyes amaneceres mientras aguardas los momentos necesarios para vivir, crecer, andar. El Niño Enredadera, que se contorsiona sobre los objetos, y se abraza a las personas. Como el Niño Flor, que embellece con su cálido perfume, y colorea los ambientes de profunda convicción. Me hablan juntos de utopías mientras les crece pasto en la pelada. Menos mal que existen los tallos, las hojas de tu balcón.
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