Una tarde de estas, el diablo llegó a tomar café a mi casa, y me dijo seriamente: "No podemos aceptar tu alma, estamos algo llenos... No me malinterpretés, perfectamente calzás en el infierno, sin tener que hacer tramite en el purgatorio ni nada, pero con las normas de el de arriba di, casi todo mundo termina acá"
Le pregunté entonces cómo era el infierno, y me dijo que igualito a la tierra, no había mayor diferencia. Que no me preocupara, con el tiempo hay almas que se desgastan tanto que se evaporan, así pues, no moriré hasta que haya vacantes, que son muy limitadas, pero suceden periodicamente.
"Es un trabajo dificil, la gente me pone como el malo, yo solo administro lo que excluyen arriba, y es dificil. Pero yo no les castigo, eso me da igual, yo los pongo en un lugar, es entre ellos que se aguantan o se hacen sufrir"
Entonces le pregunté, "¿Y el cielo? ¿Cómo es?"
"Oh amigo" -me dijo en tono de burla- "Ese lugar, sí que es un infierno"
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