Y la bruja se salió con la suya. Me convirtió en sapo. Me venía amenazando hacia tiempo y decidí enfrentarla. No le tuve miedo; es más, creo que me enamoré de ella. En el mismo instante en que le robé un beso, logró su cometido.
Aunque mi amor nunca fue correspondido no le guardo rencor, la perdono; con su cautivante y fresca presencia nunca hubiera reparado en mi, típico príncipe vacío de sentimientos, algo superficial y arrogante. Lo que más me duele es que cuando el rey se entere la va a hacer arder en la hoguera. Otra vez será.
OTREBLA
Texto agregado el 04-12-2014, y leído por 195
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Lectores Opinan
04-12-2014
Era uno de mis favoritos, felicitaciones Carmen-Valdes