Reitero todo lo dicho en este brindis certero
el cristal con que yo miro
no merece segundas lecturas,
es mi verdad la que atino, perdónenme señores míos,
cae la noche en esta velada sincera,
la sed me embarga,
pero, no puedo, aún tengo que decirles algo,
no me arrepiento de nada
amigos, apelo a mi conciencia, ustedes saben,
en esta mesa que no es mesa
escudriño la duda en sus ojos,
es curioso, presido este encuentro,
siendo que prefiero el silencio.
Beban todos conmigo
tengo claro que después de este brindis,
los dejaré.
No, no quiero abrazos, denme su sed
Para beberme este néctar con sabor a nada.
¡Ay, el dolor me invade!
Trago más amargo jamás he bebido,
me quemo por dentro, ¡adiós, adiós!
la noche cae eterna y solemne.
-¡Sócrates, Sócrates! ¡Despierta!
Seguro que bebiste más de la cuenta en esa reunión!
¡Ay sí! ¡No tomo nunca más!
|