De pie, exhalando una bocanada de humo que se pierde hacía lo infinito, hacía donde su mirada se nubla por la edad, tras el humo una mente cargada de miedos y dolor,
demasiadas decepciones, demasiadas cosas que no deberían haber pasado en un mundo ideal…
Ni el dolor ni el miedo se van con el humo todo queda dentro.

escucha un quejido minúsculo en la habitación de al lado y se encamina a ella, de nuevo tras de si la ventana queda solitaria, fría como frio esta su interior.
En la cama un nórdico diminuto se mueve dejando entrever un pequeño cuerpo desperezándose, como algo tan pequeño puede ser tan perfecto, su cuerpo se estremece mientras que la mente le transporta a un 24 de julio a las 14:05 justo en el instante que lo escuchó por primera vez y llora, llora como lloró él,
llora porque se puede llorar de felicidad, llora porque el mundo gira en sentido equivocado y él no quiere seguir esa rotación sin sentido.
lo coge en brazos y siente que todo se abre, ¿se puede convertir la piedra en carne? ¿el crudo en sangre? ¿el diablo en santo?

Después de cuatro meses aun no ha podido descifrar lo que sintió aquel día aquella hora, pero sabe que todo ha cambiado, todo es diferente y siente miedo y siente dolor como siempre pero ahora…
sabe que la piedra se puede convertir en carne, el crudo en sangre y el diablo en santo.

Mientras un pequeño cuerpo se gira entre sus brazos y le sonríe.