Nunca olvidaré esa noche
pues sentí que me moría.
Enredada entre tus brazos,
disfrutando en mi agonía;
mientras me quemaba toda
al compás de tu osadía.

No puse 'peros', ni trabas
y a tus modos me ceñí.
No supe cómo ni cuándo,
pero esa noche morí.

Fue un antídoto y veneno
el elixir de tu boca,
que asfixiando mis lamentos
consiguió volverme loca...

Al instante intempestivo
en que en tus brazos lloré,
en son de luto al recuerdo
que esa noche sepulté.

Esa noche me moría;
algo se rompió en mi alma.
Más no pude conservar
la sobriedad ni la calma...

Embriagada con el éter
suculento de tu entraña,
que a borbotones dejó
tus rastros sobre la cama.

Con un beso me mataste
más con otro reviví;
Sucumbiendo a las caricias
que plasmaban sobre mí...

Esas tus manos curiosas
que se dieron la tarea
de explorarme sutilmente,
recorriendome completa.

Hoy anhelo vorazmente
despertarme entre tu lecho;
escuchando los latidos
redundantes de tu pecho...

Al cual quisiera rendirme
sobre mis sienes cansada,
tras la faena incesante
de una noche agitada.


By. skM.