El Combatiente 2

Mermó la fuerza en su voz, la soga de los años enredada en sus pies volvieron lento su paso. ¡Nunca más la arenga furiosa en la plaza ni en la marcha multitudinaria!, su pecho cansado de toser no será más valladar para el tolete policial. ¡Nunca más la piedra o la Molotov para protestar!

Pero dentro, su ánimo se llena de ira ante la injusticia y lo putrefacto de la autoridad que ceban su iniquidad en los que menos tienen y poco pueden contra el poder y la corrupción institucional. ¡Nunca más la diatriba retadora ni la alusión mordaz! Sólo le resta asomarse al balcón, ver a la multitud pasar protestando y murmurar: ¡Vivos se llevaron a los 43, vivos los han de regresar!

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¡Allí estaríamos hermano, estoy seguro!