No me dieron educación de señorita.
No tenía tutor de niña, no tenía clases de canto, latín, bordado, no me enseñaron como tomar los cubiertos para cenar, no me compraron vestidos caros ni tuve vacaciones en lugares exclusivos.
Me enseñaron a fregar ollas, cocinar, mantener mi casa limpia y ordenada, me enseñaron que se debe tener al macho contento, me enseñaron a luchar, levantarme una y otra vez, a hacer las cosas por mí.
Entonces no me vengan a decir: Que señorita que eres! Porque hablo con malas palabras, no te sorprendas, porque no me visto para que me miren las tetas, no se ofendan si hablo de sexo como hablo de política, poesía o amor, no se ofendas, porque, no, no me educaron para ser una señorita, me educaron para ser una mujer.
|